Este jueves el PE tiene previsto respaldar la iniciativa por la que se indemnizarán a los pasajeros cuando haya cancelaciones y retrasos en viajes regulares de barcos y autobuses, una normativa que ya existe en el transporte aéreo y el ferroviario. La norma, que ya ha recibido el visto bueno de la Comisión de Transportes de la Eurocámara, todavía debe ser pactada con los Gobiernos de los Veintisiete, que aún no han alcanzado una posición común.
Al respecto, el presidente de FEAAV, Rafael Gallego, considera que esta nueva norma es positiva, aunque "la casuística no se da igual en el transporte por barco y autobuses que en el aéreo", por este motivo, esta decisión europea "no nos afectará tanto a las agencias de viaje". Para el presidente de AEDAVE, José Manuel Maciñeiras, "todo lo que sea clasificar y establecer normativas en favor del cliente, siempre es bienvenido". En primer lugar, aclara Maciñeiras, "porque sirve para informar debidamente al pasajero" y, en segundo "para que estén más protegidos". Por otra parte, el gerente de la Asociación de Mayoristas de Agencias de Viajes Españolas (AMAVE), Ruperto Donat, está de acuerdo con las afirmaciones anteriores y ahonda en que "esta iniciativa no deja de ser un buen servicio" y señala que "lo que hace falta es que se cumpla".
Por lo que se refiere al transporte marítimo, el Parlamento pide, siguiendo la propuesta original de la Comisión, que en caso de un retraso de entre una y dos horas la compensación para el pasajero sea equivalente al 25% del precio del billete. Si el barco se retrasa más, se le debería reembolsar la mitad del importe pagado. Y si se cancela el viaje y no se ofrece un medio de transporte alternativo, habría que devolver al viajero el precio íntegro del billete. Eso sí, estas normas no se aplicarían si la cancelación o retraso se debe a unas condiciones climáticas extremas o cualquier otra causa de fuerza mayor.
En cuanto a los viajes en autobús y autocar, la Eurocámara reclama que en caso de cancelación del viaje, si se retrasa más de dos horas o hay overbooking, se reembolse la totalidad del dinero pagado por el billete más un 50% como compensación. Incluso en el caso de que se ofrezca una alternativa que sea aceptada por el pasajero, éste deberá recibir la mitad del precio pagado por el billete, a modo de indemnización. Además, en caso necesario le deberán ofrecer comidas, alojamiento o asistencia. Tanto en el caso de los barcos como en el de los autobuses, la Eurocámara pide que se prohiba rechazar el acceso de personas con movilidad reducida, salvo por motivos de seguridad.
La problemática del transporte aéreo
A pesar de estos nuevos avances por parte del Parlamento y el optimismo de las Asociaciones de que se establezcan más normativas que ayuden al pasajero en cualquier incidencia que se encuentren en su viaje, las mismas entidades siguen reclamando más ayudas en el caso de que se tengan problemas con las compañías aéreas. "Hay que proteger al consumidor final", indica Donat, además "tendrían que reconocer a las mayoristas que están afectadas por la directiva de viajes combinados", ya que, en muchos casos, los problemas que se generan "lo provocan los propios transportistas y no los turoperadores". Maciñeiras, por su parte, señala que "lo difícil es definir un Plan de Protección de Pasajeros en caso de que una aerolínea cierre", y asegura que "ésta sí que es una de las asignaturas pendientes para ayudar al cliente". En el caso de Gallego, éste reitera que los problemas con los billetes de avión "es algo que afecta más a las agencias", ya que entre otras cosas, "puede dejar en tierra a miles de viajeros en un día".










