Es la misma filosofía de Hidalgo, quien confirmó su disposición a desprenderse de "toda" la corporación Globalia, en alusión a que Air Europa y el handling debían entrar en el paquete. Al igual que Marsans, para quien retener la compañía de handling Newco (cuyo principal cliente era Spanair) no es "estratégico".
En el caso de las grandes mayoristas de grandes viajes, como Catai, la venta a fondos de capital-riesgo es un hecho. Al igual que hiciera Miguel Fluxá con su gran división de turoperadores, liderada por Iberojet, que fue vendida a Carlyle (junto a la minorista Viajes Iberia y la compañía chárter Iberworld) por más de 800 millones de euros, tras una forzada quita de última hora. O la sonada operación de Pullmantur, gestionada entre Pascual y el presidente de Royal Caribbean, por 420 millones de euros.
A la vista de éstas y otras operaciones, concluidas o sólo enunciadas, podría parecer que existe una importante presión compradora (y gran propensión a la venta) hacia las grandes empresas del Sector Turístico español. Sin embargo, en medio de la mayor operación (la compra de Iberostar por Carlyle) estaba Gabriel Subías. Y detrás de la pretendida compra de Globalia (y de su divulgación), también estuvo Gaby. Al igual que de Viajes Marsans, por la que presentó una sustanciosa oferta por escrito, que fue rechazada. Sin olvidar el interés (también frustrado) por las dos grandes mayoristas de grandes viajes, que acabaron buscando partners más adecuados.
La denostada economía financiera (causante de la voraz especulación que ha causado el crack económico que hoy padecemos) ha desembarcado en el Turismo. Y lo ha hecho de la mano de uno de sus más fieros brazos armados: uno de los fondos capital-riesgo de Carlyle, feudo de los petrodólares de la familia real saudí y que pro-picia compañeros de cama como los Bush y la familia Bin Laden.
El problema del actual Orizonia, cada día más acuciante, es la caída de ventas en sus turoperadores (Iberojet, Viva Tours, Turavia, Solplan…). Grave talón de Aquiles para quien necesita posicionarse como primer grupo turístico español. Condición necesaria para propiciar su venta a los inversores, en un pelotazo bursátil que la crisis ha retrasado sine die. La falta de músculo en la comercialización de las programaciones mayoristas de Orizonia se debe, en buena parte, a la insuficiente fuerza de ventas de su minorista Viajes Iberia, que no puede tirar del producto propio.
De ahí la perentoria necesidad de Subías por adquirir una de las grandes redes de agencias: Halcón o Marsans. Las multimillonarias ofertas (se estiman en torno a 300 millones de euros) que Orizonia ha hecho por Halcón y Marsans, no han prosperado. ¿Por qué? Ambas agencias son las joyas de la corona (aseguran la caja diaria y comercializan los productos propios) de sus respectivos grupos, que es de lo que aún carece Orizonia.
Por tanto, ni todas las empresas turísticas están en venta (otra cosa es que puedan aceptan ofertas difíciles de rechazar) ni existe presión compradora (exceptuada la necesidad del Orizonia por contar con una potente fuerza de ventas). Más real es el perjuicio que genera quien filtra estos interesados rumores. ¡Quién se lo iba a decir a Subías, que en los últimos años siempre apostó por la venta online, convencido del declive de la agencia tradicional!
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