Antonio Caballos

El 13%. Tal vez, se sorprendan al reconocer un dígito que suponíamos era el calificativo económico de nuestra actividad turística. Una actividad maltratada debido esa su humedad que "contamina" también los tradicionales tres sectores económicos, diluyéndose así su importancia total en los números.

Dice el viejo refrán: "Si no éramos pocos, parió la abuela". Antes eran asociaciones, clubes deportivos o no, parroquias, colegios, sindicatos, empresas, colectivos varios, transportistas de todo tipo, hoteles, conserjes, centros de ancianos, bares, peñas, avispados de todo tipo, locutorios o templos de cualquier creencia… los que vendían servicios turísticos y ahora Correos, hasta el Estado, nos hace la competencia.

Ya hace mucho que estoy lejos de este mundo, pero todos los que han vivido profesionalmente en él, saben que es una especie de droga en la que se nos ha ido la vida profesional, y aun después de haber superado la terapia de la actividad, seguimos con el mono.

La casa sin barrer, dice el viejo refrán y precisamente ese es el mal del Asociacionismo de las agencias de viajes. Llevo en el Sector o junto a él toda una vida, o lo que es igual, más de medio siglo, y como bien comprenderá el lector he visto ya de todo, desde la formación de las primeras agrupaciones empresariales hasta los primeros sindicatos de agentes.

Es curioso cómo se observa que desde todo tipo de medios de comunicación se suelen arrastrar las peculiaridades de las contrataciones laborales en la actividad turística, aunque la que destaca entre todos es su baja temporalidad.