Así, el responsable de análisis económicos del Banco de España, ha reconocido que los factores exógenos, como las crisis políticas y sociales en el Norte de África, han sido factores que han ayudado a que 2011 fuera un "año muy bueno" para el turismo español, pero también ha querido reconocer el "esfuerzo en productividad, contención de costes que el sector lleva realizando estos años, especialmente cuando no se cuenta con la libertad establecer los tipos de cambio".
El economista ha reconocido que los países de la zona euro "atraviesan un momento complejo y serio", en el que se conjugan factores como la reducción de la deuda soberana, las dificultades financieras y un débil crecimiento, "que colocan al euro en su reto más grande desde su propia fundación".
"Los intentos políticos para resolver las grietas del sistema no han sido suficientes, pero sí hay que admitir que se ha avanzado a nivel europeo hacia una gobernanza más creíble y un cambio de estabilidad fiscal más sólida", ha señalado Malo de Molina, quien ha vaticinado que este año 2012 va a ser un año "con dos caras".
"Por un lado, durante 2012 tanto el turismo como el resto de sectores económicos tendrán la ‘cara dolorosa de la recaída’, primera experiencia en muchas décadas donde después de una recesión llega una recaída. La otra cara, ‘esperanzadora’, es que se está haciendo un trabajo necesario para crecer sólidamente, reduciendo el nivel de deuda y mejorando la competitividad", ha explicado.
Reforma fiscal ‘necesaria’
Malo de Molina ha recordado que para que el sector turístico continúe con su crecimiento se hace necesaria una reforma fiscal, menos gasto público y más impuestos. "Hay que hacerlo aunque tenga un efecto contractivo para las rentas de las familias". Además, señala que "no se puede olvidar la apuesta por la diversificación, ya que España dispone de mucho más turismo que el de sol y playa".









