El transporte aéreo europeo es el nuevo blanco de la política de los Gobiernos para combatir el cambio climático. Pese a generar "sólo" poco más del 2% del efecto invernadero, la Comisión Europea —impulsada por los países del norte y con un ponente holandés— ha puesto a las compañías aéreas en su punto de mira. Eurodiputados españoles, de las principales fuerzas políticas, reconocen que "la Directiva es tan mala que lo mejor sería que no se aprobara", aunque en última instancia sugieren el recurso de presentar enmiendas durante su tramitación por el Europarlamento de Estrasburgo.
Numerosos medios de comunicación en toda Europa, y cada vez más en España, achacan la pérdida del 40% del hielo de la Antártida a los aviones. "Hay un frente común" contra el transporte aéreo, aseguran a NEXOTUR fuentes de la dirección de numerosas compañías aéreas. Especialmente las del Sur de Europa, cuyos flujos son esenciales para países receptivos como España, para los que el Turismo es un gran contribuidor del producto interior bruto (PIB). Mientras, la Directiva en proyecto es impulsada con decisión por los Estados del Norte de Europa, para los que el Turismo es una actividad económica de segundo nivel. La iniciativa cuenta con el firme apoyo de Organizaciones de consumidores, ecologistas y medios de comunicación, mientras el Sector Turístico demuestra una vez más su incapacidad para actuar como un lobby unido y fuerte que haga oír su voz y defienda unos intereses que son los del conjunto de la población.
"El Turismo tiene perdida desde el principio esta batalla"
"Las aerolíneas son un dulce para convertirse en chivo expiatorio de las políticas en contra del cambio climático y, aunque los Gobiernos tiene la capacidad de vetar la Directiva", afirma un eurodiputado del Grupo Socialista Europeo, "nuestros gobernantes están condicionados por nuestra opinión pública que, lógicamente, es proclive a todo lo que frene el efecto invernadero". "El Sector Turístico tiene la batalla perdida desde el principio", confirma con fatalidad un representante español en Bruselas.
Fuentes del empresariado contemplan dos ideas-fuerza para parar la tasa aérea. La primera pasa por que la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio tome conciencia de los graves perjuicios que la nueva Directiva tendría para las aerolíneas y, por extensión natural, para el conjunto del Turismo en España. Y que trasmita con eficacia al Gobierno la importancia de que identifique las amenazas para el Sector y proteja, ante la Comisión y el Parlamento europeos, el futuro de nuestros destinos turísticos. Al encarecerse el transporte aéreo —en un clima económico de desaceleración del consumo— es previsible una reducción del tráfico. Especialmente a los destinos españoles algo más lejanos de la Unión Europea, como Canarias. La paradoja radica en que el propio Sector, a través de grandes empresas que forman parte de un lobby turístico, invita a nuestras islas al ex vicepresidente estadounidense Al Gore, la conciencia crítica norteamericana frente al cambio climático, para que exprese los efectos que tendrá para el Turismo.
Sin cuestionar la necesidad de combatir con todos los medios la emisión de gases que causan el efecto invernadero, grupos de opinión —como la veterana Mesa del Turismo— constatan que "el Turismo hacia y en España se desplaza fundamentalmente en avión" y, si fallara el Turismo, "sería difícil ganarse la vida en Canarias para una parte de su población, que incluso podría verse obligada a abandonar las islas". La opinión pública está firmemente a favor de "cualquier política" que pongan freno al cambio climático. De ahí que la segunda idea-fuerza que baraja la Mesa del Turismo radique en "cómo hacerle llegar a la sociedad —empezando por los 1,6 millones de profesionales y empresarios que forman el Turismo en España—, las graves consecuencias —reales y muy próximas— de estas políticas, incluso para su propio empleo", declara a NEXOTUR Juan Andrés Melián. Si bien todas las partes, "empezando por el Sector Turístico, que es el primero que exige la preservación del medioambiente, están de acuerdo con los fines de las políticas que reduzcan el efecto invernadero y combatan al máximo el cambio climático", subraya el presidente de la Mesa del Turismo. Aunque como matiza, "la tasa es la solución fácil, pero no resuelve el problema" y finaliza recomendando que "hay que buscar soluciones que técnicamente disminuyan estas emisiones, no incrementar el precio del billete aéreo".









