El primer paso será la apertura a nuevos actores de los denominados servicios de transporte de viajeros con finalidad turística (incluidos los trenes turísticos), que se prestarán en libre competencia a partir del 31 de julio. El resto de servicios los continuará operando Renfe hasta que el Gobierno determine sus condiciones de licitación o asignación directa, de acuerdo con la reglamentación europea.
Con la apertura del mercado ferroviario, el Ejecutivo pretende conseguir "beneficiosos para toda la sociedad", como "el aumento del número de operadores y de la oferta de servicio, su mayor utilización y precios más competitivos". En los servicios comerciales se licitará un número determinado de títulos habilitantes a través de un proceso público y competitivo.










