Parece tan inevitable como necesario que, al igual que ocurre con la fusión entre los Grupos comerciales, las Organizaciones empresariales tiendan hacia la integración. Proceso que, una y otra vez, se ha visto dificultado por personalismos y la persistencia de reinos de taifas, en algunos casos por parte de gerentes a sueldo, cuyos intereses se pusieron por encima del propio Sector.
La espada de Damocles que, para algunas Organizaciones empresariales, supone la millonaria sanción del Tribunal de Defensa de la Competencia va a conllevar, en la práctica, la liquidación de buena parte del Asociacionismo. Pero, al margen de lo que puedan decir los Tribunales, la representación asociativa es una necesidad imperiosa, a la que los agentes de viajes no pueden ni deben sustraerse. Y, paradójicamente, tal amenaza es una oportunidad para que, de una vez por todas, las Asociaciones se sienten en una misma mesa. Y tengan, por fin, una única y vigorosa voz.
Las heridas abiertas entre Asociaciones dificultarán este proceso unificador. Aunque no tanto entre las dos grandes, como UNAV, AEDAVE y, muy especialmente, FEAAV, dispuestas hoy a caminar juntos. El principal escollo sigue estando en ACAV, cuya insolidaridad al marcharse de la Federación (eludiendo sus responsabilidades en CAAVE) sin pagar la factura, continúa aún latente.
La catarsis sufrida en la cúpula del Asociacionismo, con la salida del presidente de CEOE, ayudará también a un proceso que ya no admite demoras.
Cuando la integración ha llegado a su cénit entre las Grupos empresariales, con el duopolio Globalia-Orizonia (desde hace años en "conversaciones"), al igual que entre las agencias independientes, con las fusiones de Grupos comerciales (en torno a las alianzas AGC y Ceus), la integración entre Asociaciones está próxima a caer como fruta madura.
Pero, al igual que los Grupos comerciales no debieran limitar los objetivos de su integración a concentrar poder de negociación ante los proveedores, las Asociaciones no han de limitarse a que una futurible unificación sirva para dar acomodo a quienes las lideran o gestionan.
La atomización en la prestación de servicios, que se duplican generando notables costes estructurales, resultan inasumibles en crisis que sufre el Sector. Al igual que la falta de unidad en aspectos tan importantes como la formación o el actual rosario de congresos sectoriales.
Ojalá ésta sea, en efecto, la hora de la unidad para el Asociacionismo sectorial. Un objetivo al que todos, incluida la Prensa sectorial, están obligados a apoyar.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.









