Determinados proveedores (transporte aéreo de "bajo coste", cruceristas en apuros y los hoteles con "todo incluido") vienen aplicando la estrategia de no cobrar o aplicar tarifas inusitadamente bajas. El truco de esta acción comercializadora pasa por cobrar sólo unas elevadas tasas de combustible, portuarias y seguros, y sobre todo por hacer caja con la venta abordo o servicios complementarios. Y, de paso, asegurarse así una adecuada ocupación. La temida deflación tiene en los viajes un aliado. Aunque sólo aparentemente.

