Los agentes de viajes son conscientes de la importancia de potenciar la marca de un destino. Existe una convicción cada día más generalizada de que la pugna por el receptivo no se libra entre Santander o Cerdeña, ni entre Cataluña o Irlanda, sino entre los destinos país: como España y Turquía. La marca España, pese a su incuestionable fuerza, ha de ser puesta en valor por todos los destinos del Estado como la excelente marca paraguas que es. Evitando los vetos políticos nacionalistas (o los complejos provincianos) de que ha sido objeto en los últimos años.


