El 13% del tamaño de las inversiones en EMEA osciló entre los 50 y 99 millones de euros y el 5% fueron operaciones de entre 100 y 149 millones de euros. Las transacciones más grandes, de entre 150 y 190 millones y las superiores a 200 millones, supusieron tan solo el 1% y 3%, respectivamente, del total.
"A pesar de la fuerte mejora del crecimiento de las operaciones con carteras durante este año, la mayoría de las operaciones realizadas fueron de un único activo, representando un 60% del total de los volúmenes de inversión hotelera en 2011", ha apuntado el consejero delegado de la entidad para Europa continental, Christoph Härle.
El estudio revela que 2011 fue "otro ejercicio de mucha actividad", tanto para los inversores como para las empresas hoteleras en EMEA, a pesar de la creciente incertidumbre en torno a la crisis de la zona del euro, en la segunda mitad de 2011.
A finales de año, los volúmenes de inversión en la región ascendieron a un total de 8.100 millones de euros, un aumento de un 5% con respecto a los niveles registrados en 2010, un crecimiento que se ha visto apoyado por la venta de dos carteras hoteleras The Mint e InterContinental Hotels, que fueron vendidas a cambio de 698 y 450 millones de euros, respectivamente.
"Los principales activos hoteleros emblemáticos fueron adquiridos por inversores procedentes de Oriente Medio y Asia, principalmente grandes fortunas y fondos de inversión de los Estados, a pesar de los elevados precios por habitación y de las bajas rentabilidades obtenidas en este tipo de inversiones", ha señalado.
Seguir el ejemplo británico
El mercado más líquido de la región EMEA fue, de nuevo, Reino Unido, con un volumen total de operaciones que ascendió a 2.900 millones de euros a finales de 2011. En segundo lugar se situó Francia, con un volumen de operaciones de 1.100 millones de euros, seguida de Alemania, con un volumen de alrededor de 800 millones de euros.
En este sentido, el director español de Jones Lang LaSalle Hotels, Luis Arsuaga, ha deseado "que España siga el camino de Reino Unido e Irlanda en un futuro próximo", en referencia al comportamiento de las entidades financieras británicas en cuanto a la inversión hotelera.
"Las entidades bancarias españolas, hasta ahora más centradas en las posibles fusiones, deberán asumir pérdidas en sus balances de cara a situar los activos hoteleros a precios más realistas, aunque consideramos que la recuperación de los resultados operativos en nuestro país se llevará a cabo de una forma más progresiva, salvo excepciones, que en otros destinos europeos", explica Arzuaga.









