Cuando las subvenciones de los destinos a las aerolíneas de bandera son ya cosa del pasado (hoy ninguna Autonomía, Diputación o Ayuntamiento paga a Iberia por volar a o desde sus aeropuertos), Ryanair a hecho de la subvención su modus vivendi. Eso sí, disfrazada de acciones de comarketing en su website, para que no pueda hablarse de dumping.
Pero verdadero dumping es lo que hace Ryanair en el transporte aéreo, vendiendo vuelos por debajo del coste real, porque la diferencia la obtiene de la ciudadanía, a través de ayudas con dinero público.
Es de esperar que Fomento y las autoridades que regulan el transporte aéreo en la Unión Europea no toleren (ni subvencionen) en un futuro próximo las malas prácticas de la aerolínea irlandesa, también en lo que suponen de restricción a la competencia.
No debe esperar Ryanair comprensión ni apoyo del Sector hacia una compañía que no sólo renunció a distribuir su oferta a través de las agencias, sino que insultó a los agentes (como parte de sus agresivas campañas promocionales gratuitas a golpe de titular), llamándolos parásitos para desprestigiarlos.










