Este tipo de incentivos, que la empresa empezó a organizar en el año 2000, incluyen siempre una acción en la que los participantes mejoran la vida de los demás. En esta ocasión, los 170 invitados tenían previsto hacer un alto en su viaje para trabajar durante una jornada en la reconstrucción de la escuela en ruinas. Además, la multinacional realizaría una donación para que el edificio pudiera volver a cumplir con todas sus funciones.
La acción se vio truncada por la mala suerte y la multinacional se vio obligada a cambiar el destino del viaje, por lo que la mano de obra ‘no especializada’ nunca llegó a trabajar en la escuela. Aún así, la empresa no quiso abandonar el proyecto y realizó una donación de 10.000 euros destinados a la reconstrucción del edificio, que hoy vuelve a servir como escuela, comedor y vivienda.
"Un viaje de incentivos puede ser más que una experiencia en la que se mejoran las relaciones con los compañeros y se cumplen los objetivos de la empresa", han afirmado desde Terra Consultoría. "En ocasiones, estas acciones repercuten en personas que no tienen nada que ver con la compañía que organiza el viaje, pero que necesitan ayuda con urgencia", han añadido.










