Este Código cuenta con el respaldo de numerosos gobiernos y organismos internacionales como la Organización Mundial del Turismo (OMT), el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y la Unión Europea. En el caso de Sol Meliá —que firmó su adhesión a este código en el año 2006—, la cadena se compromete a la Responsabilidad Social en los destinos donde opera.
Entre los criterios de la cadena se encuentran la creación de una política corporativa ética en contra de la explotación sexual de los menores, formación del personal de sus empresas en los países de origen y en los destinos en los que opera, introducir una cláusula en los contratos con sus proveedores en la que declaren su rechazo común a la explotación sexual de niños, o informar de ello a los turistas mediante catálogos, trípticos, carteles, vídeos informativos a bordo, billetes, o páginas web.
En la actualidad, tan sólo la prostitución infantil asociada al turismo genera cada año más de 5.000 millones de dólares (3.900 millones de euros) de beneficios en todo el mundo, y se estima en cien millones de niños y niñas las víctimas existentes a nivel mundial.









