La ‘Dynamic Tower’, proyectada por David Fisher tendrá 330 metros de altura y 68 plantas que girarán de forma independiente alrededor de un eje central, completando una vuelta cada 90 minutos. De forma que los visitantes podrán tener una visión panorámica a lo largo de sus estancias. Los módulos, construidos en acero, aluminio y fibra de carbono se ensamblarán en diferentes ciudades, entre Moscú, Nueva York, Tokio y Milán. A juicio del estudio de arquitectura, sólo serán necesarias 90 personas para su montaje ‘in situ’, de tal modo que el coste se reducirá el 20% de lo habitual en este tipo de rascacielos, alcanzando los 280 millones de euros. Además, el tiempo de construcción también será menor, un 30%.
La financiación de la obra se llevará a cabo a través de una sociedad compuesta por empresas locales e internacionales y, a como señala el arquitecto, tendrá "un margen de rentabilidad superior al 40%, debido a que será un edificio icónico". Un "hito", según Fisher, que viene a sumarse al resto de establecimientos atípicos, entre los que se encuentran el primer hotel sumergido del mundo o el amarre del Queen Elisabeth II para su reconversión en un hotel, además de las islas-complejo turístico en forma de palmeras, Jumerah, que están convirtiendo a Dubai en el campo de pruebas de diseñadores visionarios, con el beneplácito del Gobierno local y a ‘golpe de petrodólar’.
Ahorro y autosuficiencia energética
Las 4.000 horas anuales de viento con las que cuenta Dubai serán el motor de las 48 turbinas de aire que, instaladas entre cada una de las plantas rotatorias del edificio, generarán cerca de 1,2 millones de kilowatios/hora. Una energia suficiente para autoabastecer a todo el complejo e "iluminar todo el vecindario anexo al rascacielos", asegura el estudio. Además, el total de esta energía producida, a la que se suma también la de los paneles solares instalados en el techo del edificio, "tendrá un valor entorno a los seis millones de euros anuales", confirman.
El estudio de arquitectos encabezado por David Fisher ha sido el responsable de otros proyectos como el Hotel Marriot de Aruba o el Hyatt de Moscú. A jucio de Fisher, este nuevo edificio-hotel será un edificio "único en el mundo" puesto que, debido al movimiento autónomo de cada una de sus plantas, "nunca se verá la misma forma dos veces".








