Se busca generar espacios de reflexión académica y empresarial
El sector turístico atraviesa un momento de cambio profundo en el que la rentabilidad económica ya no puede desligarse del impacto social y ambiental. Esta fue la principal conclusión de la IV Jornada Anual de la Cátedra de Turismo, Sostenibilidad e Innovación IQS-URL, celebrada el 24 de noviembre en colaboración con el Ayuntamiento de Barcelona. Bajo el lema ‘Emprendimiento social con impacto en turismo’, el encuentro reunió a expertos, académicos y profesionales del sector, entre ellos la restauradora Ada Parellada, para reflexionar sobre cómo el turismo puede convertirse en motor de cohesión territorial y justicia social.
El acto inaugural estuvo a cargo del Carlos Malet, director asociado de Estrategia y Empresa de IQS, y de la Daniela Freund, directora en funciones de la Cátedra. Ambos destacaron la relevancia de generar espacios de reflexión académica y empresarial que permitan avanzar hacia un turismo más consciente y alineado con los retos sociales y ambientales del presente.
La jornada comenzó con la ponencia de Raquel Priego, cofundadora de Trip To Help, titulada ‘Del viaje que consume al viaje que contribuye’. Priego alertó sobre un “neocolonialismo incipiente” en la industria turística, donde los beneficios no siempre repercuten en los destinos. “La pregunta es: ¿hacemos un turismo que consuma y que nos consuma a nosotros mismos, o hacemos un turismo que regenere ecosistemas, comunidades y economías?”, planteó. También explicó que en su agencia “el 80% del dinero que inviertes en ese viaje se va directamente a un proyecto social o a una comunidad empoderada; priorizamos no el PIB del país, sino el Índice de Desarrollo Humano”.
La primera mesa redonda, moderada por la Paola Raffaelli, abordó el papel del turismo frente a la despoblación rural. Alexis Albiol, alcalde de Godall, relató la estrategia de su territorio ante la presión del gran capital agrícola: “En vez de hacernos más grandes, decidimos hacernos más pequeños y más sostenibles. No podemos competir con las grandes plantaciones cosechadas a máquina; en nuestro territorio tenemos olivos de más de mil años y eso es lo que el turismo sostenible permite explicar”.
Desde los destinos de montaña, David Isern, líder de Cerdanya Viva, introdujo el concepto de empresa regenerativa como respuesta a la madurez de ciertos territorios turísticos. “Nos dimos cuenta de que no estábamos meramente usando nuestro territorio, sino que teníamos que escucharlo”, señaló, subrayando también la importancia de romper jerarquías para fomentar la colaboración real en las organizaciones.
La construcción de identidades territoriales centró otra parte del debate con la intervención de Gustavo Ariel, CEO & founder y membranding, quien advirtió: “Lo difícil es salir del yo y pasar a la identidad regional, entender cuáles son los valores consensuados”. Destacó que la identidad auténtica de un territorio se construye mediante elementos compartidos, no impuestos. A esta visión se añadió la de la Verónica García, de la Universidad Provincial de Ezeiza, quien afirmó: “No hablo solamente en términos de crecimiento económico, sino de medios que permitan tener una calidad de vida y estar apegados al lugar de origen”, defendiendo un turismo que contribuya a frenar la migración juvenil hacia las grandes urbes.
Emprendimiento social
La segunda mesa, moderada por la Itziar Ramírez, se centró en el emprendimiento femenino en gastronomía, revelando su fuerte componente ético y social. La restauradora Ada Parellada, con 32 años de trayectoria, explicó: “Todo el mundo receló y desconfió de mí, y pienso que eso fue mi gran motor”. Además, reivindicó el papel social de la cocina: “No perdamos la mesa, porque es lo que realmente nos hace humanos; si mantienes la mesa familiar, tendrás motivación para cocinar”.
La emprendedora Irene Iborra, creadora de Mamá Heladera, presentó su proyecto basado en la neurogastronomía: “Decidí hacer una heladería donde la gente pusiera sus recuerdos. Transformamos esos recuerdos en helado, basándonos en la percepción del sabor”. A su vez, Alicia Orea, de la Universidad Rey Juan Carlos, aportó datos relevantes: “Hay un 38,5% de mujeres que emprenden con una dimensión ética y una búsqueda por la justicia social, por hacer el mundo un lugar mejor”.
El cierre de la jornada volvió a estar a cargo de la Daniela Freund, quien subrayó que el emprendimiento social no es una tendencia pasajera, sino una necesidad estructural para garantizar la sostenibilidad económica del turismo a largo plazo.










