Una voz se ha alzado en el Sector diciendo "basta". Juan José Hidalgo, presidente de Globalia, el mayor grupo empresarial turístico, ha afrontado el difícil papel de ponerle cascabel al gato. A sus 70 años, este viejo zorro ha roto la baraja, harto de las trampas de unos tahures que han hecho oficio del chantaje a políticos, empresarios y ciudadanos. Durante años, sucesivos Gobiernos han acabado cediendo ante las presiones de los sindicatos de pilotos y controladores aéreos, dos colectivos de trabajadores de élite, cuyos sueldos millonarios son compatibles con la lucha de clases, a cargo de unos sindicatos que no dudan en parar el país para defender los intereses de su casta.
Con tanta valentía como determinación, Hidalgo se ha convertido en abanderado del sentido común, al no ceder "ante las mentiras del Sepla", mientras reclama contundencia en el proceso judicial a los controladores, para que no vuelvan a las andadas. El presidente de Air Europa (y de la red Halcón Viajes Ecuador) está decidido a impulsar un cambio radical en el transporte aéreo, que pasa por poner coto a unos colectivos gremialistas que actúan (sólo cuando les conviene) como si las compañías fuesen suyas. Para ello, ha recabado y obtenido el apoyo del Consejo de Turismo de CEOE (del que es vicepresidente), tras una enérgica intervención, que contó con el pleno apoyo tanto del presidente de Mesa de Turismo, Abel Matutes, como del presidente de Exceltur, Sebastián Escarrer, también vicepresidentes del Consejo. Incluso presidentes de compañías aéreas competidoras están haciendo llegar sus adhesiones a la cruzada de Pepe Hidalgo.
Los sindicatos de pilotos y controladores, al igual que de colectivos de otros modos de Transporte, como el tren, han de empezar a pagar por el daño que hacen. Poner fin a esta impunidad es una necesidad para las compañías al tiempo al tiempo que una clamorosa exigencia de la ciudadanía, víctimas (a la vez que rehenes) de un sindicalismo gansteril, que mantiene una anacrónica lucha de clases al servicio de unas élites que no dudan en morder la mano que les da de comer, ya sean las compañías que pagan sus nóminas o los clientes a lo que debieran servir.
Hidalgo ha decidido impulsar un movimiento sectorial contra quienes paralizan los países y amenazan las compañías. "Voy a aguantar el pulso", asegura, "manteniendo esta postura con todas sus consecuencias". Incluido el despido de aquellos pilotos que no merecen vestir el uniforme y que deberán de pasar a conducir un autobús …o un taxi.
"No está en peligro el porvenir de una compañía, sino el futuro del Turismo y, por tanto, el de España", apunta en apoyo de Hidalgo el ex ministro de Exteriores y ex comisario europeo, Abel Matutes, ya que pilotos y controladores "toman como rehenes a los ciudadanos, además de poner en peligro la supervivencia de compañías como Air Europa".
El uso abusivo y dañino de la ley de huelga ha de ser uno de los grandes problemas a afrontar por el Asociacionismo empresarial en su próxima cumbre sectorial, la III Convención de Turismo de CEOE, que bajo la presidencia del Rey de España tendrá lugar en Madrid a principios de diciembre.
Los difíciles tiempos que sufre la economía (a los que el Turismo Emisor no es precisamente ajeno) exigen poner de una vez coto a los desmanes del sindicalismo salvaje de estas élites, que son el talón de aquiles del Turismo español.
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