La evolución de la balanza de pagos trajo al final del trimestre un doble resultado. Por una parte, el Receptivo mantuvo su ritmo de crecimiento interanual, algo inferior al 7%, tanto en el mensual como en el trimestral. Pero el Emisor, aunque mantuvo una tasa interanual para el trimestre del 2,98%, ya registró una baja, y nada menos que del 3,3% en el dato de marzo. Evidentemente habrá que esperar a los datos de abril, y los desestacionalizados del cuatrimestre para extraer una conclusión más sólida, pero a priori parece claro que el crecimiento es ínfimo.

