Esta ubicación permitirá que la incorporación tarde o salida prematura de un congresista de la sala durante la reunión “no interrumpa el sonido o visión de la proyección a los que permanecen en ella”, explica Quevedo. Asimismo, señala como aspecto fundamental que las cabinas y sistemas de recepción de traducción simultánea formen parte de la sala, en lugar de ser un elemento a incorporar en función de su necesidad, "rompiendo con la estética del espacio".
Un palacio de congresos debe tener además una amplia zona de recepción para la acreditación, así como para la exposición comercial de los patrocinadores de la reunión, señala Quevedo, subrayando como primordial que el área de restauración esté próxima o adyacente a la exposición comercial. "Las experiencias de ofrecer servicio de restauración, siempre que las condiciones de espacio lo permitan, en la zona de la exposición comercial, por lo general dan resultado positivo".
No a la exclusividad
Quevedo no es partidario de la exclusividad en general, "maxime en un palacio de congresos", señala. "La variedad de prestatarios de servicios permite al OPC escoger a su proveedor en base a sus propios criterios y no estar sometido a un servicio que en la mayoría de los casos, con el paso del tiempo tiende a estandarizarse".
Respecto a si cree que es necesario contar con la opinión de los OPC a la hora de proyectar un nuevo palacio de congresos, Quevedo asegura que esta opinión no vendría mal, sobre todo a la hora de "recabar cuáles son las necesidades de espacio y movilidad para los miembros del equipo de trabajo durante la puesta en escena del congreso". Se refiere a las áreas privadas en las que se puedan llevar a cabo labores administrativas fuera del escenario abierto del congreso, como despachos para reuniones con el comité, entre otras.










