La evolución de los precios, especialmente del transporte aéreo, corre el riesgo de abandonar la tendencia descendente con la que responde a la recesión. Por una parte, dos factores básicos en su formación, petróleo y dólar, conspiran hacia su alza. Por otra, una cuestión puramente interna, la adecuación de la sobreoferta anterior a los niveles de demanda actuales está tocando a su fin. De aquí puede resultar, y ya empiezan a atisbarse indicios, una nueva presión alcista que empieza por la revisión de las tarifas promocionales. Por no hablar del cobro de servicios y maletas, pese al rechazo y la mala imagen que suscita entre los consumidores.

