Así lo ha puesto públicamente de manifiesto FEAAV, solicitando al Gobierno que potencie ese gran activo del destino España como es nuestra marca país, en un entorno tan competitivo como el actual, donde tantas marcas se disputan espacios parecidos.
Y una de las maneras de hacerlo ha sido sugerida por el propio Sector. La iniciativa de que TurEspaña patrocine la Selección Española de Fútbol y lleve el célebre logotipo del sol de España de Miró en la camiseta roja (surgida de la Mesa del Turismo), incide en este mismo objetivo: potenciar la marca España en el mundo.
Al cambio experimentado por la Sociedad española en apenas tres décadas no es precisamente ajeno el Turismo. Así, de ser un factor contaminante para la Dictadura ha pasado a convertirse en un puntal esencial en la Economía, hasta el punto de remedar el patriótico Todo por la Patria, por una nueva consigna economicista: Todo por la Marca. Y parece llegado el momento de comprobar si, en efecto, se antepone el pragmatismo de lo económico a las veleidades del nacionalismo. La marca España, pese a su incuestionable fuerza, ha de ser puesta en valor por todos los destinos del Estado como la excelente marca paraguas que es. Evitando los vetos políticos nacionalistas (o los complejos provincianos) de que ha sido objeto en los últimos años.
El Consejo Español del Turismo, órgano gubernamental en el que las Administraciones turísticas españolas (del Estado y las Autonomías) coinciden con el Empresariado sectorial, ha mostrado en su última reunión una justificada preocupación por la marca España. Es un buen síntoma. Quizá en parte a causa del rigor de la crisis, existe una convicción cada día más generalizada de que la pugna por el receptivo no se libra entre Santander o Cerdeña, ni entre Cataluña o Irlanda, sino entre los destinos país: como España y Turquía. Y aunque todas estrategia promocional y de segmentación de mercado sea importante, es esencial trabajar de forma coordinada y pragmática con la marca país. Lo cual nada tiene que ver con la política, aunque los nacionalismos mantengan la opinión contraria, sino con un creciente pragmatismo que si ayer era necesario, hoy se revela como imprescindible.
El Sector ha sido escenario de un hecho que avala la importancia incuestionable de la marca: Viajes Meliá. La notoriedad de la marca Meliá, potenciada por la que fuera la mayor agencia de viajes española, sobrevivió incluso a la propia empresa. La marca Meliá se convirtió en el mayor activo de esa mítica agencia, convertida en grupo turístico, hasta el punto de que nuestra mayor cadena hotelera adoptase su nombre como propio.
Corren tiempos difíciles, en los que los recursos escasean y las veleidades pasan a segundo plano, ante cuestiones de la importancia estratégica de la marca España.
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