A esta verdadera tragedia humana, que está detrás de la quiebra de la corporación, se suma la de tantas empresas turísticas que se ven obligadas a asumir impagos, también cuando sus balances salen peor librados.
Y, por último, la nueva pérdida de imagen del Turismo español, que ve cómo los especuladores financieros han fagocitado a uno de los gigantes del Sector. Porque claro que sí hay culpables del desastre de Orizonia. Pero no son ni Pepe Duato, que puso lo mejor de sí mismo para estabilizar un grupo que recibió en quiebra técnica. Ni Pepe Hidalgo, que intentó fusionarlo con Globalia, en una operación frenada por Competencia. Ni el propio Servicio de la Competencia, aunque algún día se sabrá qué poderosa mano negra sectorial influyó en el retraso del dictamen que, en la práctica, fue una sentencia de muerte.
Orizonia era la pujante División de Viajes de Iberostar, la cadena hotelera de Miguel Fluxá, hasta que dos poderosos especuladores financieros (Carlyle y Vista Capital) decidieron jugar al Monolopy con el Turismo. Compraron por alrededor de 900 millones Iberojet y demás operadores, la red minorista Viajes Iberia, la compañía Iberword, la naviera Iberocruceros,… jugando a las absorciones y las fusiones a golpe de talonario y cambiando nombres, fichando a un lamentable ex presidente de Iberia (por su experiencia en la OPV) con el único objetivo de "vestir el muñeco", para poder sacarlo a Bolsa y dar así un pelotazo.
Eso sí, estos señores del dinero sin escrúpulos compraron pidiendo dinero prestado y endeudando al grupo, y no renunciaron a repartir dividendos, quemando sus barcos (que vendieron en el caso de los cruceros) y los activos tangibles (como la online Rumbo.com). "Más madera", parecían gritar dueños y gestores, mientras quemaban los vagones del tren para alimentar la caldera, remedando la célebre comedia de los hermanos Marx.
Orizonia (y el Sector) ha sido víctima de la voracidad insaciable de unos fondos de capital-riesgo que han hecho de la avaricia una profesión, y que con sus maniobras especulativas devastan el terreno que pisan. Ellos, y quien ha ganado millonarios salarios y bonus cuidando de "vestir el muñeco" para dar su pelotazo, son los culpables directos de que cerca de 4.000 agentes y profesionales del Sector estén hoy en el paro, a la espera de que el Fogasa les abone sus liquidaciones.
Grandes redes minoristas y Grupos independientes (aunque más los primeros que los segundos) tendrán un balón de oxígeno, incorporando los restos de otro naufragio, en otro año aciago para nuestro Sector.
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