Según los últimos datos publicados por el
informe internacional de Ipsos ‘Vacaciones, ¿tiempo para desconectar?’, el 60% de los españoles tenía intención de pasar
al menos una semana de vacaciones fuera de su residencia habitual en verano de este 2018, lo que supone cinco puntos menos respecto al pasado año 2017.
Además de una intención de viaje ligeramente inferior, todo apunta a que la duración de los viajes se verá también reducida: el 71% de los españoles afirma que consumirá todos los días de vacaciones que tiene, nueve puntos menos que en año pasado.
Los últimos datos disponibles de las Encuestas de Ocupación en Alojamientos Turísticos del Instituto Nacional de Estadística (INE), apuntan a una
ligera disminución del Turismo interno: un -1,8% interanual de viajeros españoles en alojamientos reglados (hoteles, campings, apartamentos y alojamientos de Turismo rural) y un -1,9% de pernoctaciones.
La prioridad de España no debería ser incrementar sin límites la llegada de turistas
Para tener la visión completa de lo ocurrido en esta temporada de verano, habrá que esperar a finales de año, donde tendremos disponibles los datos del tercer trimestre de la Encuesta de Turismo de Residentes del INE, en la que se observará, no sólo la evolución del alojamiento reglado, sino también de la de otros tipos de alojamiento muy utilizados por los viajeros españoles como las segundas residencias, las viviendas de familiares y amigos, o las viviendas alquiladas, como puede ser el caso de Airbnb.
Con un Sector Turístico en pie de guerra por la
proliferación de las viviendas de alquiler turístico, el dato no estará exento de polémica, sobre todo si se registran evoluciones dispares en el alojamiento reglado y no reglado, con aumentos en éste y disminuciones en aquél.
Sin embargo, el hecho de que en la temporada de verano el número de viajes pueda haber experimentado una ligera disminución, no tiene por qué ser una mala noticia, y podría apuntar a que el modelo turístico español esté cambiando hacia un Turismo más sostenible, menos estacional y de mayor calidad.
En este sentido, los primeros indicadores del verano
sí apuntan a una mayor rentabilidad: en el caso de los establecimientos hoteleros españoles, aunque el número de pernoctaciones haya disminuido en el mes de julio, la facturación media por habitación ocupada ha aumentado un 3,1%.
Mirando ahora hacia el Turismo extranjero, existe en el Sector una cierta preocupación por la evolución del número de turistas internacionales que llegaron a España en el mes de julio: 10 millones de turistas, que suponen una disminución del 4,9% según los datos de Frontur también facilitados por el INE.
La recuperación de destinos como Turquía o Egipto pueden estar desviando un flujo turístico
Lo cierto es que,
los datos de volumen de turistas, se miren desde la óptica que se miren, son bastante negativos: todos los mercados importantes, salvo Estados Unidos, han experimentado disminuciones (-11,4% Francia, -5,6 Reino Unido y -6,2% Alemania). Por destinos, en todas las Comunidades autónomas disminuyen las llegadas de turistas salvo en Madrid (+6,7%). La Comunidad Valenciana (-6,9%) y Cataluña (-6,7%) son las que más caen. Y por tipo de alojamiento, el que menos disminuye es el hotelero, en el que la caída no llega al -1%, y es el alojamiento no de mercado (vivienda propia y de familiares o amigos) el que experimenta una mayor disminución (-14,2%).
Sin embargo, hay una cuestión importante a tener en cuenta, que permite ver estos datos con algo más de optimismo: el gasto. Según los datos de la Encuesta de Gasto Turístico (Egatur) del INE, en el mes de julio el gasto medio diario por turista ha aumentado un 9,5% (152 euros por día). Esta evolución es fruto de un aumento en el gasto medio por viaje (+4,2%) y una disminución de la estancia media (0,4 días menos que en julio de 2017), pero lo importante aquí es que los turistas que han visitado España, están gastando más, y en principio deberían de ser más rentables.
La
recuperación de destinos como Turquía o Egipto pueden estar desviando un flujo turístico que antes optaba por España. Este efecto sustitución estaría relacionado con el hecho de que España es un destino deseado pero no soñado. Efectivamente, según los datos del estudio realizado por Ipsos y Europ Assistance en 14 países "Los planes vacacionales de europeos americanos y asiáticos", en la mayoría de los países europeos analizados, España ocupa el primer puesto en el ranking de los destinos planificados para visitar este verano (Alemania, Francia, Italia, Polonia Portugal, Reino Unido) y el segundo puesto en Bélgica y Suiza. Sin embargo, a pesar de ser un destino deseado, cuando se pregunta acerca de destinos soñados, cuesta encontrar alguna ciudad española, siendo Nueva York, París, Roma y Londres las ciudades soñadas por los europeos.
El hecho de que, según este mismo estudio, España sea percibida por los europeos como el país más económico, más hospitalario y más relajante, influye sin duda en ese efecto sustitución que se produce cuando los destinos del Norte de África se recuperan.
Indudablemente,
hay muchos otros factores que pueden estar influyendo en la disminución del número de turistas, como la pésima meteorología del mes de julio o el Brexit, que ha encarecido los viajes para uno de nuestros principales mercados, sin embargo, volviendo a ponernos las lentes del optimismo podríamos empezar a pensar que efectivamente podemos estar ante un incipiente cambio de modelo turístico.
La prioridad de España no debería ser incrementar sin límites la llegada de turistas (no hay que olvidar que en veinte años, España ha pasado de 37 millones de turistas a los 82 millones recibidos en 2018), sino poner el foco en atraer un Turismo más sostenible, más premium, que permita una distribución del Turismo en el territorio y la desestacionalización.
El primer indicador turístico del mes de agosto es excelente. Según el último dato publicado de Afiliación a la Seguridad Social, el número de afiliados a actividades turísticas creció un 3,8% interanual, alcanzando los 2,5 millones (el 13,5% del total de afiliados de la economía nacional).
¿Estaremos ante el ansiado cambio de modelo del sector turístico español?
The answer my friend is blowing in the wind.