Una palabra va a ser denominador común de todo este proceso: diálogo. Apenas han pasado unas semanas
desde que José Luis Ábalos recibiera la cartera de manos de Íñigo de la Serna, y las Organizaciones empresariales e instituciones
coinciden en tenderle la mano (algunas, incluso antes de su designación) para dialogar sobre el futuro del Sector, abrir nuevos canales de comunicación, acercar posiciones y tender puentes, algo que en el anterior Gobierno no ha sido posible.
El paso de De la Serna por Fomento fue, sobre todo, coherente. Mantuvo su apuesta por el ferrocarril, como le venía marcado desde Moncloa y Bruselas, pero
ha dejado en suspenso la aplicación de la Euroviñeta, a lo que se había comprometido su antecesora. Además mantuvo en el cargo al director general de Transporte Terrestre, acertada decisión por la complicidad que Del Moral alcanzó con el Sector. Ojalá que, en este proceso de cambios, Ábalos tenga a bien mantener esta línea de continuidad. Sería bueno para todos.
El Sector mantiene la misma problemática con José Luis Ábalos que con Íñigo de la Serna
Porque
el Sector atraviesa un momento decisivo desde el punto de vista normativo. El tercer Paquete de Movilidad y la Directiva de Trabajadores Desplazados tienen tal calado, que sus propios responsables dicen que marcarán el futuro del Transporte durante más de una década. Y, en el ámbito doméstico, es necesario desbloquear el ROTT, porque casi un lustro de discusiones tiempo más que suficiente.
Una
nueva amenaza se cierne sobre las empresas del Transporte de Viajeros por Carretera. Aunque se veía venir, llegado el momento (que aún no ha llegado, pero que se acerca), el perjuicio hacia la viabilidad de muchas compañías de transporte será importante.
El Gobierno (el actual y el anterior) tiene entre manos, en el marco de la reforma de la financiación de las Comunidades autónomas (en fase de negociación),
una subida del impuesto de hidrocarburos, que afectaría especialmente al gasóleo de automoción. No han tardado en escucharse voces de rechazo a dicha propuesta, ya que, de aprobarse, afectaría negativamente a la recuperación de la economía española.
Esta subida afectaría tanto al gasóleo como a la gasolina (incluso al gas natural), aprovechando la contención del precio internacional del crudo del último año y la necesidad de mejorar la recaudación de las Autonomías para poder cubrir sus necesidades de financiación. Sin embargo, tal medida podría no producir el efecto perseguido, ya que dañaría a las exportaciones.
Sería una lástima que la evolución positiva, que tanto ha costado al Sector tras la crisis económica, viera cómo se le ponen palos en las ruedas, a pesar de que Europa lleva años avisando a los distintos Gobiernos de que
nuestro tramo impositivo sobre los hidrocarburos está en la banda más baja de toda la Unión Europea. ¿Aprobará Fomento la equiparación fiscal del gasóleo con la gasolina, que incrementaría 10 céntimos el litro?
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.