Uno de los modelos de alojamiento turístico en Barcelona es el de “Llars compartides”, actualmente bajo estudio, que será, según Manel Casals, director general de Gremi d’Hotels, un agravante de las dificultades de “la convivencia entre la actividad turística y los vecinos de la ciudad”. Casals también mostró su preocupación por que “Barcelona se convierta en un todo vale, donde cualquiera pueda vender habitaciones sin ningún control. Está en peligro la calidad y la excelencia que han definido la apuesta de nuestro destino”.
En el último año, numerosas corporaciones han manifestado una postura contraria ante tal situación, mostrando su interés por las nuevas regulaciones del mercado de alojamientos turísticos. La Asociación Hotelera y Extrahotelera de Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro (Ashotel) también ha denunciado irregularidades en la capital de Tenerife y en otros municipios turísticos canarios, donde encontrar una vivienda a un precio asequible “se ha convertido en toda una odisea”, señaló la organización hotelera.
“Nos preocupa que Barcelona se convierta en un todo vale”
Otros impactos negativos
El Gremio advierte que con este tipo de alojamientos se encarece el precio de la vivienda personal, hay una menor contribución económica del turista, se contribuye a la congestión de las zonas más significativas de la ciudad condal regulada por el PEUAT (Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos), se degrada el mercado laboral del sector y además crecen las molestias que se ocasionan a los vecinos.
Todo ello ayuda a que la erradicación del intrusismo en el Sector presente numerosas dificultades y a que crezca rápidamente la oferta de este tipo de alojamientos de carácter ilegal, concluye.