Gracias al
viento de cola de la pujanza del receptivo, que en los últimos años ha castigado destinos del Mediterráneo (en los que los hoteles españoles tienen importantes intereses), los destinos españoles
han alcanzado niveles de ocupación sin precedentes. Pero la buena estrella de España no es en absoluto la única causa (ni siquiera la principal) de los históricos resultados alcanzados por la Hotelería. La explosión del Turismo en Asia-Pacífico y el sostenido tirón de los rentables Caribe y Brasil explican, además de desinversiones en establecimientos o áreas no estratégicas, el elevado beneficio obtenido durante los últimos ejercicios.
Unos beneficios que, en buena parte, se han dedicado a los
objetivos de mejorar y crecer. Mejorar mediante la
inversión en remodelación de establecimientos, que asegura el futuro al garantizar la calidad y la competitividad de nuestra planta hotelera ya sea dentro o fuera de España. Y crecer a través de una expansión tan constante como inteligente, con nuevas aperturas en gran parte de los principales destinos del mundo.
La Hotelería es un ejemplo de reinversión y mejora continua de la calidad y competitividad
Y no solo invirtiendo en el corazón del negocio, los hoteles, sino posicionándose en la distribución e impulsando operadores que aseguren el control, siquiera parcial, de la siempre esquiva comercialización de sus productos. Pocos sectores pueden exhibir una ratio de reinversión de beneficios como la Hotelería en particular y el conjunto del Turismo en general. ¿Y para qué invertir fuera, cuando se puede hacer en aquella actividad que mejor se conoce y ofrece mayor retorno? Sin olvidar uno de los atributos más singulares que caracterizan a la Hotelería española: el
predominio de las grandes, medianas y pequeñas empresas familiares, que han hecho una verdadera vocación de esta profesión.
En abierto contraste con los fiascos cosechados por muchos especuladores y financieros llegados al Turismo, los empresarios turísticos españoles se han caracterizado por una orientación inequívoca hacia la economía productiva desdeñando afanes especulativos, pese a que la bonanza inmobiliaria les haya dotado de altos niveles de solvencia.
La inusual combinación en la gestión de una gran ambición y osadía en lo que al crecimiento empresarial se refiere, al tiempo que se aplicaban estrategias y políticas económico-financieras conservadoras, han posibilitado que
la Hotelería española haya volado alto, mientras mantenía los pies en el suelo.
Por contra, hay aspectos negativos en el horizonte entre los que destacan dos: la competencia alegal de la mal llamada economía colaborativa, y el incremento de la presión fiscal con la imposición de recaudación de tasas turísticas.
Ganar dinero no es un derecho sino una obligación para todo empresario que se precie de tal. Pero nuestra hotelería es buen ejemplo de sostenibilidad económica."
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.