El arquitecto Norman Foster diseñó el recinto como
un contenedor de volúmenes, con la misión de llevar Turismo de Reuniones a la ciudad. El desarrollo de este concepto arquitectónico donde
la versatilidad es la protagonista, ha sido, según destacan desde el palacio, tan importante como la forma de trabajar en él. Con un
servicio ‘llave en mano’, ofrecido por un equipo de profesionales cualificados y una fuerte proyección internacional, se podría decir que el éxito de este proyecto está respaldado por la experiencia y los resultados alcanzados.
En 20 años, el palacio ha tendido
puentes entre lo humano y lo tecnológico, estableciéndose un proceso que cuida
desde las relaciones humanas hasta la innovación, y se adapta 100% a los requerimientos del evento, más aún cuando la transformación digital amenazaba con disminuir el
face to face. Sin embargo, la necesidad de reunirse sigue tan viva como hace dos décadas, pero eso sí, el modelo ha cambiado,
generándose eventos híbridos que acercan al organizador todas las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías o los nuevos canales de comunicación.