El éxito del Congreso contrasta con la dejación de la Secretaría de Estado de Turismo en la promoción de ‘su’ Q
El acuerdo de Cali, suscrito al cierre de la
IV Conferencia Internacional de Calidad Turística —celebrado con notable éxito en Colombia—, no es el primer logro para exportar la Q de Calidad, ni será el último. Pero supone un nuevo (e importante)
espaldarazo a la implantación de la Q en destinos de Iberoamérica. Un objetivo para el que el ICTE cuenta con el impulso desde la presidencia de Miguel Mirones,
presidente de los Miembros Afiliados de la Organización de las Naciones Unidas para el Turismo (OMT) o la Conferencia Iberoamericana de Ministros y Empresarios de Turismo (CIMET).
Aunque es de justicia reconocer que el
sostenimiento y expansión de la célebre Q de Calidad Turística Española se debe al
titánico esfuerzo desarrollado por su presidente, Miguel Mirones, y el director general, Fernando Fraile, con el Equipo técnico del ICTE, formado por un excelente grupo de profesionales, al que el Sector Turístico debe reconocimiento público por su gestión.
El ICTE es fruto de la unión, en pos del objetivo común de la calidad, de las Organizaciones empresariales de hoteleros, agentes de viajes, transportistas y el resto de sectores y segmentos turísticos. Estamos, por tanto, ante
un caso verdaderamente excepcional, al reunir a todos los sectores y actividades turísticas, en una iniciativa modélica.
En el debe, hay que denunciar una vez más la
inacción de la Secretaría de Estado de Turismo —que es la entidad propietaria de la marca Q—, que pese a estar obligada a financiar su promoción,
hace dejación de su obligación, dejando solo al Turismo en este gran reto.
El rotundo éxito del IV Congreso Internacional de Calidad Turística, que
reunió en Cali a medio millar de congresistas, contrastó con la no participación de la Secretaría de Estado y de TurEspaña, que brillaron por su ausencia. No así de las Administraciones turísticas autonómicas, representadas por el consejero del Gobierno Vasco, y directores generales de la Xunta de Galicia o Asturias. Una orfandad del Estado, tanto en la promoción de la Q como por su falta de asistencia, que pone en riesgo este gran objetivo común.
Ahora que hasta la OCDE ha advertido al Gobierno de España de la
necesidad de invertir en innovación, la inversión en I+D+i y Calidad sectorial es irrenunciable. Organismos surgidos y gestionados por el Sector, como es el caso del ICTE o del Instituto Tecnológico Hotelero, no pueden seguir trabajando con recursos insuficientes a causa del desinterés del Gobierno de España (y de su Secretaría de Estado de Turismo), que ponen en riesgo aspectos tan vitales para el presente y futuro del Turismo en España, como son la Calidad y la Innovación.
Por tanto, junto a la enhorabuena y la alta valoración de la ciclópea labor del Equipo del ICTE, hemos de denunciar el
incumplimiento del Gobierno de su obligación.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.