Y de excelencia, porque la superior calidad o bondad que hace digna de aprecio una cosa, con la que se explica el término, es perfectamente aplicable al AVE en toda su extensión. Desde su alabada (y emulada) oferta comercial, hasta la gestión operativa avanzada de los trenes e infraestructura, pasando por un servicio al cliente (a bordo y en tierra) exquisito y superior. Y todo ello sin olvidarnos del legendario "Compromiso de puntualidad" que aupó al AVE hasta unas cotas de calidad y eficiencia que nadie ha podido igualar desde entonces.
Un modelo de referencia a imitar y consolidado
En la actualidad ya nadie duda de que el sistema ferroviario español sea uno de los más punteros del mundo y que nuestra red operativa represente un modelo de referencia a imitar. Evidencia de lo cual es, por ejemplo, la participación de Renfe en concursos internacionales por la gestión de nuevas líneas de alta velocidad a los que concurren las mayores empresas ferroviarias de todo el mundo.
Pero que nuestro sistema de alta velocidad haya alcanzado tal grado de desarrollo y haya acumulado tan enorme prestigio, ha sido posible en una parte importante, y me gustaría destacarlo en estas líneas, gracias al esfuerzo, al tesón y el talento de muchos ferroviarios que trabajaron primero en su concepción y diseño, más tarde en su construcción y encargándose ahora del mantenimiento, para conseguir que el AVE siga estando a la altura de su propia leyenda.
Las cifras del milagro
Con el fin de evaluar la trascendencia del impacto del AVE en la sociedad española, mencionaré algunos datos. En el transcurso de estos últimos veinticinco años, entre abril de 1992 y abril de 2017, más de 357 millones de personas han utilizado los servicios de Renfe de alta velocidad. Es decir, más que toda la población conjunta de dos países tan extensos territorialmente como Estados Unidos y Canadá, para que tengan una referencia ajustada de la dimensión que les expongo.
Además, y creo que vale la pena subrayarlo también, el número de viajeros que utilizan el tren anualmente para sus desplazamientos de larga distancia interurbanos en España, se ha doblado en los últimos veinticinco años. En 1991, último año previo al estreno de la primera línea de alta velocidad, 15,7 millones de viajeros utilizaron los servicios de Largo Recorrido de la entonces Red Nacional de los Ferrocarriles Españoles. En la actualidad, 31,8 millones de viajeros utilizan cada año los servicios de Alta Velocidad-Larga Distancia de Renfe, lo que supone un incremento del 102%.
Estas cifras, sin duda impresionantes, son las que han propiciado que el ferrocarril supere al modo aéreo en el mercado peninsular del transporte en el que, excluyendo orígenes y destinos fuera del país, el tren desplazó a 30,2 millones de viajeros por ferrocarril en distancias largas durante 2016, por los 13,8 millones de viajeros del modo aéreo.
El tren es, por tanto, veinticinco años después del primer servicio de alta velocidad, el principal modo de transporte colectivo elegido en España para trayectos de larga distancia peninsulares.
Y aparte de considerar aspectos tan positivos como la seguridad, la fiabilidad y la puntualidad, el tren es también el modo más sostenible. El que menos energía consume por unidad transportada, el que menores niveles de CO2 emite a la atmósfera y el que supone, además, una menor contaminación acústica.
Renfe ha roto, como comprobamos, algún que otro paradigma, y si el número de pasajeros que utiliza la alta velocidad es cada vez mayor, es porque los ciudadanos entienden que el tren es una magnifica alternativa de transporte y en muchos casos la mejor.
El cliente, lo primero
Resulta evidente que estos tan excelentes resultados no hubieran sido posibles sin la complicidad de nuestros clientes, quienes nos han otorgado repetidamente su confianza y a los que debemos de estar muy agradecidos por el compromiso que han demostrado para con nuestra compañía. Valga solo un dato como ejemplo de ese compromiso al que aludo. Desde junio de 2015 nuestro programa de fidelización +Renfe ha crecido un 63% y ya contamos con 1.130.772 clientes fidelizados y una incorporación a él cifrada en alrededor de 30.000 nuevos clientes mensuales.
Una compañía como Renfe siempre debe pensar en la manera de ofrecer un mejor servicio. Y esa es nuestra estrategia comercial. Quizá simple, pero efectiva. A veces ello nos lleva a ofrecer precios reducidos, otras a incrementar la calidad del servicio o también hacer productos a la carta que se adapten a lo que el cliente nos solicita. Nuestro departamento comercial desarrolla constantemente nuevas iniciativas con un doble fin: que nuevos clientes conozcan Renfe y prueben nuestros servicios y, sobre todo, para que los que ya están se queden para siempre con nosotros.
25 años no son nada
Pasado el año 1992 y la Exposición Universal de Sevilla, el servicio de alta velocidad se enfrentó al reto de consolidarse como un producto competitivo frente a otros modos ya establecidos. Todavía resuenan los ecos de las voces de los más agoreros que vaticinaban el fin del AVE tras la Expo sevillana, porque ¿quién iba a querer ir a Sevilla una vez concluyan las celebraciones del 92? Pues exactamente 3,23 millones de viajeros, que fueron los que utilizaron durante 2016 el AVE Madrid-Sevilla, con una cuota de mercado frente al avión del 89%. No está nada mal para un proyecto encaminado al fiasco como se pregonaba.
El futuro está aún por escribir, pero sé que si en Renfe seguimos trabajando con esta pasión por lo que hacemos y, además, continuamos disponiendo de un servicio de alta velocidad con este nivel de excelencia, el AVE seguirá siendo protagonista indiscutible y esencial de nuestro futuro viajero. Y en ese futuro, si ustedes quieren, por supuesto, nos encontraremos camino de Sevilla, Barcelona, Málaga, Zaragoza, Valencia, Alicante… o de cualquiera de las otras muchas ciudades que se incorporarán en los próximos años a nuestra red.
Buen viaje.