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NEXOTUR | OPINIÓN EDITORIAL

¿Airbnb, contra el alojamiento colaborativo?

martes 18 de julio de 2017, 07:00h
¿Airbnb, contra el alojamiento colaborativo?
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Está en el ojo del huracán. Airbnb, paradigma de las plataformas de reservas del alojamiento no reglado, es ya el enemigo número uno del destino Barcelona. Los problemas de convivencia vecinal en barrios tan tradicionales como La Barceloneta, han convertido el mal llamado alojamiento colaborativo en un problema de orden público, que preocupa y mucho a los políticos.
Los efectos colaterales de la plataforma Airbnb en Barcelona (y otras ciudades españolas) han hecho más daño al alojamiento no reglado que los lobbies hoteleros español y europeo juntos. Y no será porque nuestros hoteleros no hayan denunciado los graves riesgos que conlleva un supuesto alojamiento colaborativo, que no es tal.

Y es que lo que está en juego hoy no son los intereses —tan legítimos como los de Airbnb— "del gremio hotelero", sino un modelo de éxito como es el Turismo de ‘sol y playa’ en España. La única actividad económica en la que el empresariado español es líder mundial. Y no solo por haber consolidado España como el primer destino internacional de ‘sol y playa’, sino por que ha exportado su modelo al Caribe, donde los hoteleros españoles son la principal fuerza inversora, por delante de Estados Unidos.
La turismofobia generada por la masificación propiciada por Airbnb es un gravísimo efecto secundario

Poner en riesgo el Turismo Receptivo en España supondría meter un palo en la rueda del único Sector que ha aguantado el tipo en esta última (y devastadora) crisis económica y financiera. El único que ha tirado de nuestra maltrecha economía en horas bajas y, además, el Sector que genera más empleo (de choque, pero también cualificado), o el que más contribuye al reequilibrio territorial, posibilitando el desarrollo de Comunidades de litoral e insulares, que deben al Turismo su actual calidad de vida.

Airbnb y las demás plataformas alegales de reservas alojativas están consiguiendo —con ayuda de la irresponsabilidad y el populismo de Ayuntamientos, como el de Barcelona—, que parte de nuestra ciudadanía vean el Turismo como un problema.

La turismofobia generada por la masificación propiciada por Airbnb (y otros fenómenos, como el crucerismo) es un gravísimo efecto secundario, cuyas consecuencias están aún por ver, y que recuerdan a lo sucedido en Roma o París. Pese a que Barcelona está muy lejos, como destino, de esas dos míticas ciudades, salvo en aspectos como la masificación.

La constante presencia del fenómeno Airbnb en la televisión, con reportajes y programas de investigación y denuncia de gran impacto, está poniendo sobre la mesa el carácter depredador de estos actores que (con tanta codicia como irresponsabilidad) venden la oferta alojativa ilegal, sin asumir responsabilidad alguna y sin cumplir las normas que afectan a la comercialización de alojamientos. ¿Qué sería de todas estas plataformas si emitiesen facturas, pagaran el IVA y declarasen los ingresos que estas transacciones propician? ¿Dónde quedarían sus precios, si cumplieran las numerosas normas y exigencias que tienen desde un hotel de cinco estrellas hasta las pensiones o fondas? Empezando por aspectos como la sanidad y seguridad, que son básicos en la defensa de los intereses de los consumidores.

No se puede obligar a los hoteleros a competir con las plataformas en tamaña desigualdad de condiciones. Y estaría por ver cual sería el precio real de alquiler de estos pisos, si tanto las plataformas de reservas como sus propietarios pagaran impuestos, los arrendadores tuviesen que dar de alta a sus colaboradores en la Seguridad Social y debieran cumplir normas similares a las que afectan al alojamiento turístico reglado. Probablemente, la actual diferencia de precios no sería tal. Y, con toda seguridad, las tarifas de los hoteles serían incluso más baratas que las de pisos y apartamentos alegales.

¿La solución? Normas iguales ...y que el mercado decida.

Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.