Algo aceptable si se trata de funcionarios o de personas de clase alta y media-alta, pero
muy difícil de comprender para casi la mitad de la ciudadanía, que llega con dificultad (o, simplemente, no llega) a fin de mes, y que
difícilmente se puede permitir irse de vacaciones como antes de la crisis. Máxime ante la falta de financiación.
Otros datos inequívocamente positivos, que constatan la buena marcha del emisor, son la
evolución del BSP y la
reserva adelantada que ha caracterizado la actual temporada de ventas de verano. Sin olvidar el goteo de
aperturas de puntos de venta, tras el dramático cierre de miles de agencias durante los años de crisis.
El adelanto de las reservas ha venido seguido de semanas de atonía en las agencias
Sin embargo, ¿cómo se conjuga esta aparente bonanza con el pinchazo sufrido por la demanda interna de viajes este verano? Al igual que ocurrió el año pasado, aunque de forma más acusada este último verano, el
esperanzador adelanto de las reservas ha venido seguido de semanas de atonía en la actividad de las agencias. Dientes de sierra que han dejado un
sabor agridulce en casi todo el Sector. Y que plantean serias dudas sobre la recuperación de la demanda de viajes y vacaciones por parte de los españoles.
Los hoteleros también coinciden en señalar el
mal comportamiento del emisor doméstico como el único aspecto negativo de la temporada de verano. Hasta el punto de que en determinados destinos ha sido el factor que ha impedido alcanzar el cien por cien de ocupación.
Una hipótesis que explicaría lo que ha sucedido esta temporada de verano es que una parte de los españoles han renunciado, en el último momento, a disfrutar de sus vacaciones en España. Las principales razones serían dos. La
falta de disponibilidad de habitaciones (a causa de la notable sobrecontratación de turismo receptivo por los atentados en Turquía y Europa), que ha traído a miles de turistas franceses a destinos españoles. Y el
aumento de precios de la hotelería española, que ha puesto nuestros destinos fuera del alcance de parte de la demanda española.
Aumento de precios de las vacaciones en España que coinciden con el
boom del alojamiento y transporte colaborativo, que crece al margen de agencias y hoteles. Incremento de tarifas hoteleras que contrasta también con la caída del precio del petróleo, y la consiguiente reducción de los precios del transporte, especialmente del aéreo. Y de la venta tirando precios de determinados destinos, sobre todo en el Mediterráneo, destinos europeos y el Caribe. Sea como fuere, el extraño comportamiento del emisor preocupa, y mucho, al Sector. Y por ello ha de ser objeto de un estudio que permita conocer la situación actual y prever el futuro.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.