El Sector Turístico debiera hacer un análisis tan profundo como realista de lo ocurrido
Y legítimo orgullo para un Sector que sirve de
locomotora para la recuperación económica y para la salida de la mayor crisis que se recuerda. Un hecho que los ciudadanos y nuestros gobernantes, además de la opinión pública,
debieran de tener muy presente.
Pero tras este justo y merecido reconocimiento, el Sector Turístico
debiera hacer un análisis tan profundo como realista de lo ocurrido, y actuar en consecuencia. Para empezar, ponderando
la reducción del ingreso medio por turista que se ha producido, consecuencia de la absorción de flujos procedentes de unos mercados competidores que, en términos generales, son más baratos que España. Lo que supone
"vender" nuestro producto a menor precio. Algo que habla a las claras de la recuperación de competitividad de nuestra oferta, debida más a la reducción de los costes salariales de nuestros trabajadores (con la consiguiente pérdida de capacidad adquisitiva), que del beneficio de las empresas, aunque éste también se haya visto afectado.
Otras claves de este éxito son, como es bien sabido, el
declive de los destinos competidores por la inestabilidad en el Mediterráneo, que este año ha afectado también a gigantes como Turquía o Grecia y, por contagio, a países árabes, incluyendo a destinos tranquilos como Marruecos.
También ha de valorarse que los protagonistas de este fenómeno han sido la intermediación tradicional (turoperadores y agentes de viajes) y el
auge del ‘paquete’ turístico, pese al comercio electrónico. Un dato muy importante a considerar.
A partir de estos lapidarios datos, el Sector (con el Gobierno y todas las Administraciones turísticas al frente), debiera afrontar un
profundo debate acerca de la capacidad de carga de los destinos turísticos. Y, en paralelo, es esencial trabajar con la Universidad y los investigadores (aportando fondos desde Administraciones y empresas), para analizar qué está pasando y
cómo puede afectarnos la coyuntura turística. Haciendo un ejercicio de prospectiva no sólo de la bonanza de que disfrutamos sino, sobre todo, sobre lo que pasará una vez nuestros competidores recuperen cuota de mercado y España pierda todo o parte del Turismo "prestado".
Un análisis científico (y teórico) que contemple los
efectos de una "economía colaborativa" que
depreda al Turismo, devastando el empleo y las empresas, ante la complacencia de los ciudadanos y sus políticos, que no sopesan lo que ocurrirá cuando acabe el café para todos.
El
primer sector de nuestra economía (y el mayor generador de empleo) debiera analizar, con el rigor que aportan los investigadores y la Universidad, los nuevos escenarios que ha de afrontar el Turismo el día después.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.