Aunque es de justicia reconocer que el emisor no existe en la campaña,
al igual que en las precedentes.
Resulta paradójica la promesa de que un eventual futuro Gobierno popular vaya a
potenciar la ‘Q’ de Calidad, cuando durante el actual gobierno en funciones
ha cortado su financiación, poniendo en riesgo el Sistema de Calidad Turística Española. Al igual que la apuesta por el ‘portal’ Spain.info, en el que los últimos Gobiernos del PSOE y PP han invertido tanto, en un denodado esfuerzo por vender humo ...y adornar su gestión con una pátina de innovación y nuevas tecnologías.
También el llamado consumo colaborativo ha encontrado hueco en el programa turístico del PP, planteando
regular el alojamiento alegal pese a que ésta no es competencia de la Administración central, tras oír al empresariado sectorial.
Se constata falta de ideas e incumplimientos de los dos grandes partidos tradicionales
Más imprecisas son las propuestas turísticas del PSOE, que aboga por una política turística "más transversal y colaborativa", apostando por una
gestión público-privada que nunca aplicó en entes de promoción como TurEspaña, a diferencia de la "gestión mixta" impulsada por Soria.
Coinciden PSOE y PP en su afán de
vender humo, a través de Segittur, con una nueva red de conocimiento e innovación que —a diferencia de Futures del PSOE y el Plan Marco del PP— parecen más de lo mismo. Si bien es de reconocer la propuesta de los socialistas de hacer del Turismo política de Estado, lo cual nunca aplicó en sus Gobiernos.
En línea con su estrategia revisionista,
Unidos Podemos propone un plan a 15 años (para cuya culminación necesitaría gobernar durante cuatro legislaturas), con la sostenibilidad como bandera, y prevé crear "un nuevo modelo turístico" para cada una de nuestras Comunidades y Ayuntamientos, pese a que ésta es una competencia transferida, que hace años no depende del Gobierno central. Y aboga por la
gestión turística participativa que ya está aplicando en Ayuntamientos como Barcelona y Madrid, en los que organizaciones vecinales o sindicales tengan un papel relevante frente al del empresariado sectorial.
Por último, Ciudadanos reitera en su
parco programa turístico los mantras de impulsar la promoción exterior, la modernización de la oferta y la cooperación público-privada, además de la diversificación de los productos.
Nada nuevo bajo el sol, por tanto, en las propuestas de las grandes fuerzas turísticas. Y, una vez más, cabe constatar la gigantesca desproporción existente entre la relevancia del primer sector de nuestra economía, y la
insuficiente importancia que se le presta, tanto en los programas electorales como en la acción de gobierno.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.