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NEXOTUR | OPINIÓN EDITORIAL

Despejar la incertidumbre

lunes 01 de febrero de 2016, 07:00h
Despejar la incertidumbre
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El Sector está en ascuas. Pese al tirón de la demanda doméstica de 2015 y la animación que se respiraba en Fitur 2016, con una gran afluencia de profesionales en las dos primeras jornadas (aunque declinó el tercer día), se percibe la preocupación del Sector. La incertidumbre sobre la gobernabilidad, el auge independentista en Cataluña y un eventual acceso de una alianza de izquierda al Gobierno de España, preocupa al Empresariado sectorial, por los efectos que ello tenga sobre nuestra economía.
La ausencia de Fitur de las alcaldesas de Madrid y Barcelona se hizo notar incluso en eventos multitudinarios, como la Noche Q, que reunió a más de un millar de profesionales de (casi) toda España —no acudió ni una sola empresa certificada catalana— en la sede de la alcaldía de Madrid. Los altos cargos municipales brillaron por su ausencia en el evento, presidido por la secretaria de Estado de Turismo, pese a que éste se celebraba en la alcaldía. Aunque sí contó con la activa participación de la gerente del organismo turístico de la ciudad de Madrid. Falta de cercanía que el Sector confía se resuelva, para trabajar conjuntamente.
Con las cosas de comer no se juega y en España, cada vez más, comemos del Turismo

Donde el desencuentro resulta más patente es en Barcelona, donde las organizaciones vecinales y profesionales tienen un protagonismo muy superior al del empresariado turístico, cuya opinión ha pasado de ser prioritaria a apenas ser considerada. Sin contar con exigencias municipales para conceder nuevas licencias hoteleras de crear empleo de calidad, lo que conlleva el incremento del coste-empresa del capítulo de personal, con la pérdida de competitividad que ello supone. Iniciativas que están ralentizando nuevas inversiones en Barcelona, e incluso trasladándolas a otras ciudades, como Madrid, mientras no se atajan disfunciones tan graves como el turismo de borrachera, propiciadas por el mal llamado consumo colaborativo, que no sólo depreda el tejido empresarial y el empleo turístico sino que amenaza la convivencia ciudadana y proporciona la peor publicidad a un gran destino como es Barcelona.

Cuestión aparte es lo que ocurre en Comunidades como Baleares, donde los grandes hoteleros han pasado de ser figuras sociales de gran reconocimiento, a ser cuestionados abiertamente por el Gobierno o a ni siquiera ser escuchados.

La percepción de que el Turismo no es valorado como merece el primero de nuestros sectores económicos, y que las actuaciones (o la falta de éstas) acabarán por perjudicar al Turismo, es causa de una creciente incertidumbre. Dos millones de empleos debiera ser razón suficiente para que los nuevos gobernantes diesen al Turismo la (escasa) atención que pide.

Con las cosas de comer no se juega. Y en España, cada vez más, comemos del Turismo. Desdeñar a una actividad económica que ha sido la única que ha mantenido el tipo en esta larga crisis, o aplicar políticas que pongan en riesgo la recuperación del mercado emisor doméstico, enciende las señales de alarma de unos empresarios y profesionales que no quieren ni saben hablar de política, sino de Turismo.

El Sector Turístico quiere y tiene mucho que aportar a la mejora de la gestión turística tanto de los ayuntamientos y autonomías como de la administración central del Estado. Los nuevos responsables turísticos pueden y deben contar con nuestras Organizaciones empresariales, además de las profesionales, no solo como los lobbies que defienden sus intereses (lo cual es légítimo), sino por lo mucho y bueno que pueden aportar, y porque representan al tejido turístico. Despejando así la incertidumbre que hoy vive este Sector.

Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.