Más aún cuando tan brusca caída se produce en 2015, año en que se constata una clara recuperación del consumo de viajes de los españoles. Y cuando se ha producido un incremento en los pagos por Turismo de los españoles en sus viajes al exterior, que sitúa al emisor al extranjero en un nivel de gasto —por increíble que ello nos pueda parecer—similar (e incluso superior) al que había antes de la crisis económica, según los datos del Banco de España.
Sin olvidar que a este 30% de caída del último ejercicio hay que sumar otro tanto, acumulado durante el largo período de crisis, que en conjunto ha llevado a que España cuente hoy con un 60% menos de agencias IATA, las cuales han pasado de las 8.000 que había antes de la crisis, a poco más de 3.100.
Esta contracción del 30% en 2015 contrasta con la del 17% que se produjo entre 2013 y 2014, puesto que el año pasado no se constataron cierres significativos. A diferencia de lo ocurrido en los dos años anteriores con las traumáticas quiebras de dos grandes redes minoristas: Marsans y de Vibo (antes Viajes Iberia), que sacó del mercado casi un millar de oficinas IATA de estas dos grandes agenciastrístemente desaparecidas.
Conviene aclarar que el BSP, por extraña que pueda parecer tal práctica, no otorga licencia para la venta de billetes a todos los puntos de venta de una agencia (central más sucursales), sino individualmente a oficinas o puntos de venta concretos.
El análisis de las causas de esta severa reducción de las agencias IATA bien podría acometerse desde las Asociaciones empresariales y Grupos comerciales, en su condición de aglutinantes del Sector, ofreciendo los resultados de este estudio en sus próximos congresos y convenciones.
Entre las conjeturas que explicarían esta debacle está el progresivo endurecimiento de muchos de los requisitos y exigencias de solvencia económica, por parte de IATA, que ha convertido al BSP en un verdadero dogal que estrangula financieramente a parte de la distribución de viajes en España.
El BSP (y la propia IATA) actúa como un sistema feudal, mientras que Internet se abre paso como facilitador de reservas y de la venta del billetaje, no solo para el cliente final, sino para la intermediación.
IATA ha llevado su medieval estrategia comercial hasta la creación de su propio sistema de distribución
IATA ha llevado su medieval estrategia comercial hasta la creación de su propio sistema de distribución —rechazado por el Sector por poco transparente— en abierta competencia con grandes GDS como Amadeus, creados por las otrora compañías de bandera y que fueron vendidos para hacer caja, cuando necesitaban dinero.
No solo el auge del low cost en la oferta aérea o el de la venta directa a través de la Red explicaría el abandono del contrato con IATA por parte de casi millar y medio de agencias solo en 2015 y de casi 5.000 desde los años de bonanza. Las razones, como bien saben los agentes, vienen de lejos, y tienen en la pésima relación de IATA con las agencias un terreno abonado para desencuentros y rupturas.
El BSP no es un sistema de pago al servicio de las agencias, sino de las aerolíneas. Y esto tiene que cambiar. Para los agentes el BSP es una pesadilla, por su absoluta falta de flexibilidad. Y la pregunta que se hacen es "¿hasta cuándo?".
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.