España ha vuelto a hacerlo. La devaluación del euro respecto al dólar, cuya cotización está casi a la par, ha recuperado para España el conocido recurso a la devaluación de la moneda como eficaz instrumento para recuperar competitividad: el precio de nuestros productos y servicios se ha reducido y, por tanto, viajar a España es ahora más barato.
Aunque, claro está, esto no afecte al área euro, que es donde están los principales mercados emisores de Turismo hacia España: Gran Bretaña, Francia Alemania.
Paradójicamente, la devaluación del euro era una antigua exigencia de los países del sur de Europa, que se produce en buena parte por la necesidad de estos mismos países de barra libre en el Banco Central Europeo (o lo que es lo mismo: dar a la máquina de hacer dinero), cuando el riesgo de inflación está controlado, del que el mayor beneficiario es... Alemania, gran potencia industrial europea, que ve así impulsada la venta de sus productos fuera de Europa, pese a los golpes al made in Germany del siniestro de la filial de ‘bajo coste’ de Lufthansa o el fraude masivo en los motores del grupo Volkswagen.
Viajar a España (desde fuera de la Unión Europea) es hoy una cuarta parte más barato que el año pasado, en lo que a hotel y manutención o excursiones se refiere, si se paga con monedas del área dólar. Una ventaja que se añade al abaratamiento del transporte (la gran mayoría de turistas no europeos viajan a España en avión), gracias al desplome del precio del petróleo, que se ha reducido a la mitad en apenas un año y casi una cuarta parte de lo que llegó a costar el petróleo antes de la crisis.
Un círculo virtuoso que explica, al menos en parte, el buen comportamiento del Turismo receptivo. Y al que se suma la mejora (aunque sea lenta) de la economía en la Unión Europea, de la cual dependen en gran medida los destinos españoles... y la sorprendente recuperación del mercado emisor español.
Precios bajos, gracias a la devaluación del euro y bajada del petróleo. Y demanda en alza, por la recuperación de los mercados europeos y mejora del consumo doméstico. Toda una conjunción astral, que se produce precisamente cuando España necesita impulsar la producción y empleo. Y que está dinamizando incluso la actividad inmobiliaria.
Sólo la inestabilidad política plantea dudas sobre el futuro del Turismo en España
La sorprendente noticia de que los españoles gastamos más en viajes al extranjero que antes de la crisis, estableciendo incluso un récord histórico, solo se puede explicar por dos causas. Una es tan sencilla como politizada: las estadísticas fallan ...o mienten (por razones electorales). Y la otra es compleja pero razonable: aflora el ahorro compulsivo que se había acumulado por la incertidumbre que se apoderó de los profesionales y los funcionarios.
Por contra, el precio de los grandes viajes extraeuropeos se encarece (ma non troppo gracias al petróleo barato), con el consiguiente perjuicio para los agentes de viajes y turoperadores especializados europeos.
Sólo un factor, la inestabilidad política, plantea dudas sobre el futuro del Turismo en España. Aunque se despeja la incertidumbre derivada de los efectos en el riesgopaís de un cada día menos previsible Gobierno de izquierda radical. Mientras persiste la derivada de independentismo catalán. Aunque uno de los sectores que menos acusan estos vaivenes políticos (salvo por sus efectos en el consumo interno) es precisamente el Turismo, como ha demostrado Grecia.
La clave del futuro y de la buena marcha del conjunto del Sector Turístico, no obstante todo lo anterior, está en la mejora —aunque sea en parte— de la rentabilidad perdida. Y ello pasa por la paulatina recuperación del margen, vía aumento de precios, y eliminar la intermediación depredadora.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.