"Por un lado, las compañías aéreas europeas se enfrentan a una regulación obsoleta que carga en exceso a la industria", lo que tiene "consecuencias no deseadas para las empresas del sector y los propios consumidores", denuncia. Así, explica que deben lidiar con "gran cantidad de normas relacionadas con la seguridad, operaciones de vuelo, propiedad, infraestructuras, medio ambiente y derechos de los consumidores, entre otras. En esta línea, remarca que "nuestro sector precisa de un marco legal bien equilibrado, solidario y realista".