La mayoría de delitos se producen a través de Internet, principalmente mediante el alquiler de viviendas que no existen o ya han sido reservadas, así como imitaciones de páginas web. La pérdida media supera los 1.200 euros, si bien en un solo caso se rebasaron los 86.000 euros. En la temporada de verano y en diciembre es cuando se cometen más delitos, siendo los ciudadanos de edades comprendidas entre 30 y 49 años los que más los sufren.
El presidente ejecutivo de ABTA, Mark Tanzer, incide en que "la pérdida de las víctimas de fraudes no solo es económica, sino que también tienen un alto impacto emocional". Por ello, insta a los viajeros a "seguir los consejos" de la policía y a denunciar cualquier tipo de delito "para detener a los responsables y evitar que otras personas inocentes se conviertan en sus víctimas".