Primero el de Marsans, apoyado en sus anclajes políticos y con una gran apuesta por el aéreo que le llevaría a la ruina, sacudiendo todo el Sector. Y después Orizonia, grupo basado en la fuerza de su abanico de turoperadores, cuya estrategia multimarca derivaría también en una quiebra que conmocionó al Turismo español.
Y ahí, sentado a la puerta de Globalia y viendo pasar el cadáver de sus competidores, continúa hoy Pepe Hidalgo. Un empresario de raza y hecho a sí mismo, que ha demostrado ser no sólo el más inteligente y audaz de los propietarios de nuestras empresas líderes, sino también el más serio.
Hidalgo ha construido un grupo integrado de verdad, no una agrupación de empresas que no consolidan cuentas (como era el caso del grupo Marsans), o un conglomerado de turoperadores cuyo gran objetivo era dar un pelotazo bursátil (como Orizonia). Y lo ha hecho utilizando al máximo sus sinergias para potenciar a su transportista (Air Europa), a su turoperador (Travelplán) y a su cadena hotelera (Be Live)... pero contando siempre con todas las agencias de viajes, además de su red (Halcón-Ecuador).
Trabajo, audacia, constancia, humildad, lealtad... son algunos de los atributos de un empresario modelo que, en un país donde los apellidos (y los anclajes económicos y políticos) son tan importantes para tener éxito, ha construido un gran imperio. Una corporación que puede presumir, con los datos en la mano, de ser el líder y, en suma, el primer grupo turístico español.
Pilotando una gran nave en la que ha logrado hitos tan notables como son el relevo generacional al completo de sus cuadros directivos (mientras en otros grupos persistía la endogamia y la gestión de los de siempre), convertir en variables costes fijos haciendo franquiciados a agentes propios (cuando quienes aspiran a disputarle la supremacía se han cargado de estructura fija), ajustar sus costes (hasta llegar al hueso), y potenciar las economías de escala de sus empresas (logrando el milagro de volver a beneficios en los tiempos que corren), alcanzar una posición de privilegio en el difícil y ruinoso transporte aéreo (frente a los más fuertes), y así hasta completar un catálogo de atributos, entre los que destacan la astucia y el coraje.
Un empresario self made man (hecho a sí mismo) que de haber sido norteamericano (y liderar el primer sector de aquella economía, habiendo partido desde cero), sería un personaje nacional que merecería ser portada de Time y Newsweek cada año, y con el que desde el presidente Obama hasta el último ciudadano querrían hacerse fotografías... Pero esto es España.
Lo importante es que Globalia camina con paso firme y que superará este año los 30 millones de euros de beneficio neto, aumentando "sustancialmente" sus ganancias este año, según estimación revelada por Hidalgo: un 6% más de ingresos, superando sus ventas los 3.200 millones de euros.
"Todas las líneas de negocio han dado un vuelco a sus resultados y ya no hay ninguna que penalice la cuenta de resultados de Globalia", afirma Hidalgo, para concluir que "hemos superado la crisis y estamos en la línea del crecimiento". Unos resultados que deberían ser motivo de alegría para todo bien nacido. Y de los que el Sector puede y debe sentirse legítimamente orgulloso. Además de una demostración de fortaleza empresarial y la eficiente gestión del primer grupo turístico español: Globalia. Enhorabuena.
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