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A la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, por José Luis Prieto

Algo vienen haciendo mal cuando tienen aterrorizados a algunos Grupos comerciales de agencias de viajes

viernes 25 de julio de 2014, 02:00h

Pocas instituciones de nuestro sistema democrático deberían tener tanto prestigio como la CNMC. Pocas, sin embargo, gozan de tan mala imagen. Habría que recurrir a la propia Judicatura para encontrar una Institución que tan confusa y tan dubitativa imagen refleje en el sufrido ciudadano de a pie, como la de ustedes lo hace.

Esta afirmación se agrava, aún más, cuando el sufrido ciudadano de a pie es, además de un modesto contribuyente, un admirable, pequeño o mediano, empresario que, dedica todo su esfuerzo, ilusión, trabajo y recursos económicos, por mantener abierto, cada día, un negocio del que perviven unas cuantas familias.

En el Sector de las agencias de viajes, ese empresario pyme, para poder mantenerse en este mundo tan competitivo, viene intentando recurrir en los últimos años a la vieja fórmula de "la unión hace la fuerza". Y lo hace mediante integraciones, fusiones, grupos comerciales, etc.

La fórmula, por ejemplo, de los Grupos comerciales, ha supuesto, en los últimos diez o 15 años, una tabla de salvación y mantenimiento, de aceptable resultado, para muchas pequeñas empresas. Es decir, para algunos miles de trabajadores empleados en las mismas.

Desde hace cuatro o cinco años, la durísima crisis que viene azotando a nuestro país, ha llevado a nuestro Sector a intensificar esa tendencia a la agrupación, al tiempo de tener que idear mil cosas con el objeto de no quedarse fuera en el juego del mercado. Ninguna, lo sé bien, que no sea legítima. Entre otras razones, porque, aunque quisiera, el agente de viajes no puede influir, para nada, en el precio de los productos que vende. Las tarifas de transporte aéreo o ferroviario, los precios de las habitaciones de hotel o de los ‘paquetes’ programados, etc, le vienen ya fijados, para que él los transmita al potencial cliente.

Pues bien, señores miembros de CNMC, algo vienen haciendo mal, cuando tienen ustedes aterrorizados, en estos momentos, a algunos Grupos comerciales de agencias de viajes, de contrastada profesionalidad y seriedad. Digo aterrorizados. Y no es para menos con los antecedentes marcados por su institución. 

Quiero recordar las absurdas sanciones impuestas, hace pocos años, a algunas Asociaciones y Federaciones empresariales, que no consiguieron más que la desaparición de aquellas, tras décadas de honrado y tenaz trabajo en pro de un colectivo. El que emplea a más de 55.000 trabajadores.

He calificado y lo repito, de absurdas aquellas sanciones, porque solo de tal puede calificarse una sanción de 1,5 millones de euros a una asociación empresarial, sin ánimo de lucro, que hace encaje de bolillos para cubrir su presupuesto anual.

Piénsenselo dos veces, señores  miembros de CNMC, antes de repetir, de nuevo, aquella barbaridad, con los grupos comerciales. Dos o mil veces. O mejor, aún, no la repitan.

Por cierto, señores miembros de la Comisión, permítanme aprovechar éstas líneas para dirigirles una pregunta que nos atormenta a la gran mayoría de ciudadanos. ¿A qué se podrá deber la casualidad de que, cuando se produce una subida en el precio de los carburantes, ésta es idéntica, o casi, se trate de la marca que se trate? ¿Cómo puede ser que las únicas (o casi) refinadoras de petróleo, existentes en España, es decir, REPSOL, BP o CEPSA coincidan en subir los precios de sus combustibles, en parecidísimo porcentaje, justamente cuando desciende el precio del crudo de petróleo? Sin duda, ha de tener alguna explicación. Lástima no conocer cuál.

En fin, presidente, vicepresidenta y miembros del Consejo de la CNMC, no quisiera parecer desconsiderado con la importantísima labor que desarrollan, fundamental en un estado democrático. Nada más lejos de la realidad. Tan solo quiero hacerles un llamamiento a la sensatez, para que no se repitan los lamentables criterios que condujeron a la sentencia dictada por una inexistente concertación de precios, en la aplicación de los gastos de gestión entre las agencias de viajes.

Tómense nota de esto: los Grupos comerciales no van contra la libre competencia, sino que, en numerosas ocasiones la propician y garantizan a través de fórmulas de integración que les permite competir, en un mercado libre, con las grandes organizaciones. Los Grupos comerciales no tienen capacidad alguna para fijar precios de ningún servicio.

La Administración del Estado, por el contrario, sí la tiene para poner de acuerdo a todos sus Ministerios en la presentación de idénticas condiciones y requisitos, de cuestionada legalidad, para las agencias concursantes a las convocatorias de viajes. Si aplican ustedes los criterios sancionadores mostrados, hasta ahora, en tantos casos, recaerá, sobre sus conciencias, haber contribuido a incrementar el cierre de muchas, cientos, de pequeñas agencias de viajes.

Existen tareas institucionales de tan alta responsabilidad, que un error en sus decisiones, produce un daño infinitamente superior al que supondría la hipotética inexistencia del propio organismo en cuestión.

Espero, muy sinceramente, que estas modestísimas líneas puedan ser leídas por algún miembro del Consejo de la CNMC o, al menos, por alguno de los más de 500 profesionales que allí laboran. La mayor parte, universitarios.

Se podrían detallar numerosas puntualizaciones, pero mencionare tan sólo dos:
 
1.- en junio de 2013 el Tribunal Supremo, tras el sobreseimiento de una multa impuesta por la CNMC, recomendaba a este organismo que en el caso de micro empresas y pymes advirtiera de que estaban incumpliendo la Ley de Defensa de la Competencia y solo procediera a sancionar en caso de reiteración, argumentando que estos colectivos no tienen las asesorías y conocimientos que puedan tener las grandes empresas, cuestión esta que han obviado.
 
2.- En Noviembre de 2012 se acusa a Agrupa y a los diez Grupos miembros de la misma, de infringir el art. 1º de la Ley de Defensa de la Competencia, dentro del Sector de las agencias de viajes. Sin embargo, cuando comprueban que la producción conjunta de los miembros de Agrupa no alcanza los porcentajes para tener la consideración de cártel, inventan el sector de Grupos de Gestión, donde Agrupa ocupaba más del 50%, consiguiendo de esta forma, la categoría de cártel.