El ya exdirector, José María Bethencourt (quien ha desempeñado cargos tan relevantes como el de vicesecretario general del presidente del Gobierno, con José María Aznar), es el segundo director que se ha inmolado por el célebre palacio.
El primero fue Fernando Puig de la Bellacasa, que fue subsecretario de Sanidad y secretario de Estado de Cooperación Territorial del Gobierno de Zapatero. En ambos casos, los directores defendieron el Palacio de Castellana a costa de la pérdida de su puesto.
Puig de la Bellacasa se opuso al plan del entonces secretario general de Turismo, Germán Porras, quien —en lugar de rehabilitarlo tras el incendio— pretendió ubicar la sede de TurEspaña en esta infraestructura congresual.
Bethencourt, por su parte, reclamó la reapertura del Palacio de Miró —que permanece cerrado a raíz de la histeria surgida de la tragedia del Madrid Arena— afirmando que la seguridad está garantizada, y que (salvo la reforma del auditorio, que se quemó), el edificio no necesita licencia de apertura del Ayuntamiento de Madrid.
NEXOTUR realizó una visita exhaustiva del Palacio de Castellana —acompañado del entonces director—comprobando el buen estado general del mismo, así como de los accesos y salidas en caso de evacuación, que permiten la celebración de congresos y eventos en la actualidad. El principal obstáculo para abrir el palacio, según reitera la Secretaría de Estado de Turismo, es que el Ayuntamiento de Madrid aún no ha dado la licencia. Sin embargo, el palacio nunca ha necesitado licencia de apertura (al pertenecer a la Administración central del Estado). Al igual que ocurre con las salas del Palacio de Comunicaciones, sede de la Alcaldía de Madrid, que se alquilan para eventos sin precisar no ya de licencia municipal, sino de la preceptiva indicación del aforo o plan de evacuación.
Ahora se afirma que la licencia municipal en el aire no es la de apertura, sino de obras. Aunque, salvo el auditorio, que quedó totalmente destruido (hoy es un solar) el Palacio de Miró está en buen estado.
La decisión de cerrar Castellana, en paralelo al cierre temporal del Palacio Municipal de Congresos (próximo a la Feria de Madrid), que sí incumplía la normativa en materia de seguridad, priva a Madrid de una infraestructura congresual única. Y alimenta el temor de que acabe siendo víctima de una operación inmobiliaria especulativa, por su privilegiada ubicación.
Tanto el capitidisminuido destino Madrid (para el que el Turismo de Reuniones es fundamental) como los agentes de viajes especializados en eventos y los organizadores profesionales de congresos, necesitan que esta emblemática infraestructura congresual madrileña vuelva a abrir sus puertas cuanto antes.
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