El domingo entrará en vigor la primera fase de uno de los acuerdos más ambiciosos de la aviación internacional, el proyecto ‘cielos abiertos’, que eliminará las restricciones de vuelos entre dos de los principales generadores del tráfico aéreo mundial —concentran el 60% del total—, la Unión Europea y Estados Unidos. La UE prevé que dicho acuerdo, que también regulará las cuestiones relativas a la inversión, propiedad y control de las aerolíneas que operen a ambos lados del Atlántico, propicie un flujo adicional de 26 millones de pasajeros en un plazo de cinco años, sumándose así a los más de 50 millones de viajeros transatlánticos de la actualidad. Asimismo, el Ejecutivo comunitario estima que el incremento del tráfico de pasajeros podría rondar el 34%.
Entre las consecuencias que podría conllevar la implantación del proyecto, la Comisión Europea espera rebajar el coste de los billetes aéreos en un plazo de cinco años, reducción pese a la cual estima un aumento del beneficio de las compañías aéreas que oscilaría entre los 6.400 y 12.000 millones de euros. Este incremento, tanto de los pasajeros internacionales como de los beneficios, se reflejaría en un aumento del número de personal ocupado en el sector aéreo, que la UE cifra en 80.000 personas.
Tras la implantación de la primera fase de dicho proyecto, en su objetivo de crear un espacio aéreo sin fronteras entre Estados Unidos y la Unión Europea, representantes de ambas entidades ya han definido los puntos prioritarios en los que se basará la siguiente negociación, que comenzará a partir del 30 de mayo. Entre éstos, destaca la creación de un mercado único, en el que las inversiones fluyan libremente, y la eliminación de las restricciones aéreas, incluidos los mercados interiores de ambas partes.
Ampliación del espacio Schengen
Otra de las iniciativas que agilizará sustancialmente el transporte entre países de la Unión Europea será la eliminación de los controles fronterizos internos de los aeropuertos de los nuevos países de la zona Schengen —espacio que establece la supresión de controles en las fronteras interiores, la aplicación de normas comunes para el control en las fronteras exteriores y una política común de visados—.
De este modo, tras su adhesión a dicho espacio el pasado 21 de diciembre (fecha en la que eliminaron las fronteras interiores del transporte terrestre y marítimo), República Checa, Estonia, Letonia, Lituania, Hungría, Malta, Polonia, Eslovenia y Eslovaquia, han adaptado sus fronteras aeroportuarias a los requerimientos establecidos para entrar a formar parte de la zona Schengen.