Máxime cuando, para colmo, el actual secretario general de Turismo, Joan Mesquida, se ve obligado a compatibilizar esta responsabilidad con la de Comercio Interior. Se da la circunstancia de que Joan Mesquida defendía la importancia de que el Turismo contara con una Secretaría de Estado la víspera de que el Consejo de Ministros la eliminase. Y es que, sorprendentemente, Mesquida ignoraba la decisión del ministro Sebastián el día anterior, cuando mantenía uno de los habituales almuerzos de trabajo con la Mesa del Turismo.
Obligado por la decisión del presidente Zapatero de reducir altos cargos, en el marco del ajuste presupuestario, Sebastián estaba obligado a prescindir de una de las Secretarías de Estado que formaban el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. Sorprendentemente, los secretarios de Estado de Telecomunicaciones y de Energía, Bernardo Lorenzo y Pedro Luis Marín, lograron convencer in extremis (con ayuda de sus respectivos lobbies) al ministro Sebastián para que mantuviera su statu quo.
Por el contrario, pese a la ineficaz "cumbre" con Sebastián, convocada por el presidente del Consejo Superior de Cámaras, el socialista Javier Gómez-Navarro —que invitó a presidentes de los lobbies e ignoró a CEOE—, el Turismo perdió la partida.