Los eventos aportan un contacto más necesario que nunca para las empresas, y según el objetivo, son la herramienta perfecta para transmitir entusiasmo grupal a nivel interno, o para conectar de forma muy cualitativa en formatos pequeños y locales a nivel externo, según el informe de eventoplus.
La velocidad y claridad de la recuperación del sector es asombrosa. El 2022 supuso ya una vuelta a la normalidad, con el 63% de las agencias habiendo vuelto ya a su actividad anterior a la pandemia, y el 24% piensa volver en 2023. Cuesta ver cualquier huella, cualquier secuela de estos años vividos. A pesar de ómicron, la actividad del evento presencial ha vuelto de forma definitiva.
El éxito en este inicio del 2023, el éxito de grandes ferias como ISE (60.000 asistentes) y el MWC (88.000) indica una pandemia casi olvidada y un efecto de sustitución por formatos virtuales, casi anecdótica.
Un 2023 prometedor
Los clientes apuntan a una subida de sus presupuestos de eventos de un 5%, un nivel de crecimiento muy significativo, siempre dependiendo de qué nivel de inflación tengamos, y por tanto si estamos en un crecimiento neto. Datos importantes especialmente después de un 2022 que ha sido francamente bueno. No se ve un efecto de nuevos presupuestos cautos en un entorno de inflación, guerra e incertidumbre y las agencias son más optimistas aún, con una previsión de crecimiento de su actividad en el entorno de un 14%.
"Al final, se trata de crear entornos en los que los asistentes impulsen sus propias experiencias"
Si bien el nivel de actividad es fuerte, el día a día de los diferentes actores no deja de ser compleja. El primer problema es la inflación, que según la gran mayoría, tanto de agencias como de proveedores, el sector no ha conseguido repercutir, llevando a una erosión de márgenes según el 45% de los proveedores. Solo el 18% afirma haber podido mejorar márgenes, que, en un año de fuerte actividad, hubiera sido lo lógico.
En un entorno inflacionista, las empresas han vuelto a una rigurosa política de control de costes, y según las agencias, los concursos y las negociaciones han vuelto de forma más dura aún que en 2019.
El segundo reto es la búsqueda y retención del talento. Tras la gran dimisión, y ante una vuelta de los eventos fuerte y bastante repentina, saber encontrar, formar, retener talento se afirma como un gran reto del sector. El 66% de los proveedores afirma tener dificultades en reclutar, y el 38% que les cuesta encontrar free lance.
Los eventos más importantes que nunca
Los eventos, amenazados durante la pandemia, viven un momento dulce, siendo vistos como más estratégicos que nunca por marcas que necesitan conectar con sus clientes y sus empleados. La época del evento como algo prescindible parece haberse quedado atrás. Pocas cosas son tan importantes como las relaciones que se crean y mantienen.
Los eventos son ahora una herramienta de relación, de contacto humano más que de pura comunicación. Es un cambio lógico en un entorno donde confluyen la fragilidad mental, la necesidad de retener a empleados de incierta motivación, la carencia de contacto humano durante la pandemia, el teletrabajo.
Siguiendo una tendencia que empezó antes de la pandemia, los eventos tienden a volverse más pequeños y especializados
Un formato pequeño permite interactuar, escuchar, cuidar al asistente. Pero hay excepciones: primero los grandes eventos donde confluye todo un sector (congreso médico, o evento tecnológico como el MWC) tienen más sentido que nunca. Y otro tipo de evento donde se busca transmitir poderío, energía, entusiasmo, son los eventos internos donde el hecho de congregar a toda su plantilla desconectada por el teletrabajo y con dudas sobre el futuro, funciona bien.
Los eventos externos son los que se vuelven más pequeños, con una fiebre actual de los road shows, espacios popup, back-to-back, que permiten ver a mucha gente troceando el evento en experiencias en pequeños grupos.
Al final, se trata de “crear entornos en los que los asistentes impulsen sus propias experiencias: las agendas son fluidas, el contenido es más breve, las horas de inicio son más tardías, los descansos más frecuentes, los almuerzos más prolongados, con oportunidades para establecer contactos que permitan experiencias autodirigidas”, en palabras de Skift.