P-. ¿Cuáles son sus previsiones para la temporada estival?, ¿Será definitivamente el verano de la recuperación?
R-. En general, las previsiones turísticas para este verano son muy positivas. Todo apunta a que nos moveremos cerca de las cifras de la temporada de 2019. En algunos destinos se alcanzarán incluso volúmenes de facturación superiores. No obstante, lo que no recuperaremos es la rentabilidad, sometidos como estamos a una fuerte inflación y a unos costes operativos muy superiores a la etapa previa a la pandemia.
Por eso, es complicado afirmar con rotundidad que éste sea el verano de la recuperación. La amenaza que representa la inflación –tanto por su impacto en el bolsillo de los españoles como del resto de ciudadanos europeos que nos visitan- y la incertidumbre generada por la guerra entre Rusia y Ucrania, nos sitúan ante un escenario de trasfondo incierto a la hora de consolidar la recuperación.
P-. ¿Cómo va la recuperación del Turismo de negocios y el sector MICE?
R-. En los últimos meses parecía que la reactivación del Turismo MICE y los viajes de negocios habían tomado un cierto ritmo, en principio casi mejor de lo esperado. Pero, de nuevo, la inflación y la preocupación por mantener bajo control los costes han actuado de freno. Es un panorama que genera inquietud en el segmento de cara a los próximos meses, incluyendo el otoño.
Cuando el Gobierno decide congelar los precios de los viajes del Imserso está obligando a los establecimientos a trabajar a pérdidas. Lo que va a suceder es que muchos no querrán continuar formando parte del programa del Imserso y, en definitiva, en últimos términos quienes saldrán perjudicados serán tanto los trabajadores, con los que se dejará de contar, como muchos de nuestros mayores.
P-. ¿Cómo cree que afectará la congelación de los precios del Imserso al Sector?, ¿Cuál sería su propuesta para solventar este problema?
R-. Desde luego, no positivamente; de hecho, nos encontramos ante una decisión muy negativa del Gobierno, que no ha tenido en consideración la carestía que están soportando todos los proveedores del programa del Imserso –del transporte a los hoteles-. Les han subido los costes del personal, de las materias primas y de la energía, en este último caso hasta en un 150% en algunos casos.
Cuando el Gobierno decide congelar los precios de los viajes del Imserso está obligando a los establecimientos a trabajar a pérdidas. Lo que va a suceder es que muchos no querrán continuar formando parte del programa del Imserso y, en definitiva, en últimos términos quienes saldrán perjudicados serán tanto los trabajadores, con los que se dejará de contar, como muchos de nuestros mayores, que se quedarán sin poder disfrutar de sus merecidas vacaciones como hasta ahora.
A este problema le sólo vemos una solución: diálogo. El Gobierno, que siempre está diciendo que es tan necesario el diálogo, debería aplicarse la receta. Sin embargo, la ministra de Asuntos Sociales, Ione Belarra, descarta sentarse a dialogar y negociar.
P-. ¿Cree que el caos instaurado en los aeropuertos a causa del colapso en los controles de pasaporte se mantendrá a lo largo del verano?
R-. Esperemos que no. Queremos confiar en que la mayor dotación de efectivos policiales aprobada por el Ministerio del Interior sea suficiente para restablecer la normalidad y que, en caso de que no fuera así, se reaccione con agilidad para aumentarla. También podríamos hacer como Portugal, que ha decidido considerar a los británicos como ciudadanos de la UE en lo que afecta al control de pasaportes en sus aeropuertos, para evitar precisamente cuellos de botella como los que hemos sufrido nosotros en España.
P-. ¿Cuáles son los mayores retos a los que se está enfrentando el Sector en la época ‘post-pandemia’?
R-. El desafío mayor es que cuando creíamos que las cosas volverían a la normalidad paulatinamente porque la situación sanitaria está controlada, se nos viene encima una crisis económica que, añadida a la guerra en Ucrania derivada de la invasión por parte de Rusia, puede acarrear consecuencias graves e imprevisibles.