"Anteponer la seguridades y la salud de empleados, socios y cliente",
eliminando "por completo el riesgo de exponerles" al contagio en viajes internacionales es el objetivo que ha declarado la coreana LG.
Las pandemias como el coronavirus ponen en evidencia la notable vulnerabilidad del Turismo
Más sorprendente es la explicación dada por la empresa de telefonía móvil 5G china: "
No queremos hacer que la gente se sienta incómoda". El miedo a contraer la enfermedad se une a la vergüenza por haber sido el origen de la pandemia. Reacciones que ya son, lamentablemente, moneda corriente en muchos aeropuertos, donde los occidentales se apartan o evitan la cercanía (y, más aún, el contacto personal o conversar) con aquellos pasajeros que presentan rasgos orientales.
Aunque
los efectos del coronavirus sobre los viajes están en relación directa con la extensión y duración de la pandemia, a corto plazo está cortando en seco el viaje profesional desde y hacia China. Con las consecuencias que ello implica para una potencia económica mundial, que
se basa en el auge de un comercio internacional que podría verse gravemente afectado. Cuyo efecto contagio empiezan a constar organismos supragubernamentales.
España, que no ha logrado atraer con éxito al mercado emisor chino (a diferencia de Francia o Italia),
está menos expuesta a los efectos del coronavirus en el receptivo. Salvo en segmentos, cualitativamente relevantes, como el de compras, al que los turistas chinos que nos visitan aportan más de una cuarta parte de los ingresos totales.
El coronavirus pone de manifiesto la vulnerabilidad del Turismo (al igual que el Comercio y la Economía), ante las graves crisis sanitarias mundiales. De hecho,
el Turismo responde mejor y se recupera antes de grandes atentados terroristas y conflictos bélicos, que de pandemias como la gripe aviar, el SARS, el ébola o las vacas locas. Máxime en epidemias causadas por virus cuyo contagio es tan virulento. Hay una frase que se repite hoy por todo el mundo: "Lo verdaderamente contagioso es el miedo". Y miedo, con tintes de xenofobia, es lo que se respira por doquier.
Frente a la agilidad de respuesta del Sector Turístico,
cuyo empresariado es tan consciente como proactivo en relación a la grave problemática que crea el coronavirus —la rápida reacción del
lobby WTTC es un ejemplo—, sorprende la lentitud que caracteriza a los Gobiernos. Y no sólo al chino. En España, el Ministerio de Turismo (pese a serlo también de actividades como la Industria y el Comercio, tanto o más afectados que el Turismo), no ha reaccionado con la rapidez y eficacia que debiera. Peor aún ha sido la tardía y decepcionante respuesta dada por la Organización Mundial del Turismo. Lamentable.
Que le sea útil. Ese es nuestro mayor interés.