La primera tendencia es el oportunismo.
El nuevo consumidor tiene mil opciones de compra y aprovecha la mejor oportunidad. Compra
offline, compra online o combina esos modelos; se inspira
online y compra
offline o a la inversa. En muchos casos la decisión de compra es circunstancial, es decir depende de factores aleatorios sobre los que las empresas tienen poca capacidad de influencia.
Apuesta por el abandono definitivo del término agente, cambiándolo por el de asesor
La segunda tendencia tiene que ver con la información y el conocimiento. El nuevo consumidor obtiene a través de Internet, cada día con más facilidad y precisión,
la información que necesita para organizar un viaje. También el conocimiento, entendido como el conjunto de informaciones combinadas de todo tipo para que una propuesta de viaje responda por entero a sus deseos.
En base a estas dos realidades, la respuesta a las dos preguntas formuladas implicaría una primera evolución en la figura del agente de viajes. Esta transformación debería implicar el
abandono definitivo del término agente, cambiándolo por el de asesor, con todo lo que implica este último. En ese sentido, la descripción del perfil del asesor de viajes podría ser:
Profesional altamente cualificado, que domina las técnicas de venta y las relaciones sociales. Supera en información y conocimiento de producto-destinos a su cliente. Supedita la tecnología a su estrategia y no a la inversa, además de
ser independiente a la hora de elegir proveedores. Es oportunista, organizador y creativo, con el objetivo de proponer viajes especializados, sofisticados y diferentes, creando para su cliente una experiencia sugerente y atractiva en el proceso de venta.