Sorprende que, en tiempos de recortes del gasto público, desde la Generalitat de Cataluña no se dude en subvencionar a Ryanair con lo que ello supone de alteración de las reglas y del equilibrio del mercado. «Comprar turistas», subvencionando a low cost que los traen a aeropuertos de segunda, no sólo es ética (y legalmente) reprobable, por ser una mala práctica que altera el normal funcionamiento del transporte aéreo en España, sino que es «pan para hoy y hambre para mañana», en gráfica expresión del ministro Soria, que como es previsible ha sido contestada airadamente por parte de la Generalitat.   Â


