Hoy en día entendemos el concepto del lujo como el equivalente del disfrute de experiencias únicas, poniendo más énfasis en el valor de las mismas, que en su precio.
El consumidor de este tipo de actividades singulares busca destinos emocionales y experimentales que les garantizan un espacio vital único para poder disfrutarlas. Es por esto, que las diferentes destinaciones de lujo apuestan por una oferta de estructuras y servicios adecuados a estas necesidades, y también por la programación de eventos complementarios.
La clave de este éxito tiene que ver en gran medida con la singularidad del patrimonio arquitectónico de la ciudad que se ha puesto al servicio de este tipo de actividad comercial. De esta forma, edificios como la Pedrera y la Casa Batlló comparten espacio con establecimientos como Bagués, Cartier, Loewe, Rabat y Santa Eulalia, entre otros.
Las elegantes aceras y avenidas de Passeig de Gràcia o la Diagonal son amplias y agradables para pasear, y sus escaparates fascinan a los visitantes que buscan acceder a los locales de las marcas más exclusivas.
Estos datos no pasan inadvertidos por las administraciones locales, más bien al contrario. Turisme de Barcelona desarrolla dos líneas de promoción específicas para fomentar este sector. Por un lado el Barcelona Shopping Line, que indexa toda la oferta de comercios en la zona de Passeig de Gràcia y Diagonal, al mismo tiempo que propone rutas temáticas relacionadas con el lujo, gastronomía o tiendas centenarias.
En segundo lugar, el programa Barcelona Premium ofrece experiencias únicas para un público internacional interesado en la capital catalana y en la oferta singular de su entorno.
Igualmente el propio sector se ha organizado en entidades como la Associació d'Amics del Passeig de Gràcia para promocionar el sector comercial, hotelero y gastronómico de la zona.
El interés de las administraciones y del sector en programar eventos que capten el interés del Turismo premium está justificado por las características especiales de esta actividad. El beneficio más conocido por la sociedad es el mayor gasto per cápita de cada visitante, aunque existen otras ventajas muy interesantes que permiten desarrollar planes estratégicos muy específicos, como son por un lado, la segmentación y posibilidad de llegar a públicos muy bien identificados, ya sean por su origen a nivel mundial (japonés, chino, canadiense, etc.) o por pertenecer a sectores complementarios como los cruceristas. Asimismo, la implicación de diferentes servicios del sector: restaurantes, hoteles, oferta cultural y de ocio.
Actualmente la programación que hacemos de nuestra actividad turística cada vez responde más a unos inputs y a unos atractivos puntuales de menor duración pero más frecuentes durante el año. En este sentido, cada vez es más habitual un desplazamiento para asistir a un evento deportivo o cultural, y también para un evento exclusivo que pueda ser de nuestro interés. De hecho, los viajes y rutas de shopping a las principales capitales europeas cada vez son más habituales por este tipo de público.
De esta forma, la programación permanente de actividades y eventos premium es determinante para captar al turista de alta gama que a su vez, se podrá fidelizar para otro tipo de visitas y estancias.