Esta nueva versión de la ley del embudo con el sello de Bruselas ofrece su parte ancha a quienes no pagan impuestos y basan sus bajos precios en economía sumergida, con empleos precarios sin Seguridad Social, y carecen de garantías mínimas para el consumidor en lo que a calidad y seguridad se refiere. Mientras se obliga a quienes sí cumplen las normas, pagan impuestos y mantienen empleo estable a pasar por una parte cada vez más estrecha del embudo, poniendo en riesgo el futuro de este modelo de éxito que es el Turismo Receptivo.
¿Aplicaría Bruselas esta ley del embudo si el Turismo receptivo fuese una actividad económica relevante para Alemania y los países del norte, en lugar de serlo para España y las naciones del sur?
Regular la economía colaborativa es la mejor manera de que compita con el Turismo en igualdad de condiciones. Pero todos deberían jugar con las mismas reglas. Lo demás es proteccionismo y dumping. Y Bruselas no debe amparar malas prácticas.