El incremento de la contaminación atmosférica en capitales europeas, como París o Madrid, afecta negativamente a estos grandes destinos urbanos. Las diferentes respuestas a esta problemática por parte de los gobiernos municipales queda de manifiesto en la negativa de Madrid a fomentar el uso del transporte público mediante la gratuidad, frente a la iniciativa de París de facilitar el libre acceso a la red de metro, autobús y trenes.